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Marc Soler (UAE Emirates) terminó con una racha del ciclismo español de 121 etapas sin ganar en las grandes imponiéndose de manera heroica en la quinta jornada de la Vuelta a España disputada entre Irún y Bilbao con un recorrido de 187,2 km, en la que hubo cambio de líder: Roglic cedió la roja al francés Rudy Molard.

Hazaña de Soler (Vilanova i la Geltrú, 28 años), quien apenas se podía creer en la recta de meta que iba a ganar su segunda etapa en la Vuelta. Tras atacar en la segunda subida al Vivero, a 16 de meta, se puso en cabeza y aguantó en solitario hasta la Gran Vía de Bilbao. El catalán se echó la mano a la cabeza, se irguió y se puso el “chupete”. Dedicatoria a su hija recién nacida. Triunfo enorme.

“He sufrido mucho, me animaban desde el coche. No me lo he creído hasta falta de 500 metros. Lo he disfrutado. He ganado a mi estilo, atacando en la última subida y llegando. Me han animado desde las cunetas, es algo increíble”, dijo Marc en meta.

ECUATORIANOS

Las favoritos de carrera cedieron puestos este día. El ecuatoriano Richard Carapaz (Ineos) cayó al décimo sitio (+4:42) tras llegar a meta con el pelotón en lugar 33.

En cuanto al otro ecuatoriano en la prueba, Jonathan Caicedo (EF Education-EasyPost), este fue 105 en el día y descendió del puesto 57 al 73 de carrera.

Soler, quien ya conoció el sabor del triunfo en Lekunberri en la Vuelta 2020, entró en olor de multitud en la capital vizcaína, rubricando la sexto triunfo profesional con un tiempo de 4h.15.23, a una media de 44 km hora.

A cuatro segundos un grupo de diez hombres, con el sudafricano Impey y el británico Wrigth al frente. Entre ellos cruzó el francés Rudy Molard (Groupama FDJ), nuevo líder de la Vuelta. El cambio en el mando de la general lo permitió el Jumbo, poco interesado en defender la roja de Roglic, quien no deja de ser el líder verdadero.

El pelotón llegó a 5.09 minutos, con total tranquilidad. Soler llorando de alegría, incrédulo, era su primera victoria en el UAE; y Molard de nuevo líder, escena familiar, ya que lideró la ronda cuatro días en 2018.

Clasificación efímera la víspera de la primera llegada en alto en el Pico Jano cántabro. Molard aventaja en dos segundos a Fred Wrigth y en 1.09 a Nikias Arndt.

Roglic bajó a la quinta plaza a 4.09 minutos.

EL JUMBO DE ROGLIC PERMITE LA FUGA Y CONTROLA EL PELOTÓN

La salida se tomó en Irún, la ciudad que acogió la partida de la Vuelta de la pandemia en 2020. De inicio muchos intentos de fuga, infructuosos, a ritmo trepidante. Se cubrieron 50 km en la primera hora. Una jornada calurosa, por encima de los 30 grados, de cinco puertos, dos subidas al Vivero antes de entrar en Bilbao, un examen interesante.

No hubo manera de componer la fuga hasta pasado el km 70, cuando antes de iniciarse la ristra de puertos se marcharon del grupo 18 corredores, el mejor clasificado el francés Molard, a 58 segundos de Roglic, nada inquieto por la posibilidad de perder la roja, y mucho menos su equipo, que dejó el mando de la persecución a otros equipos.

En la expedición, a la que se unió posteriormente Marc Soler superando un retraso de dos minutos, pescó en río revuelto el monegasco del Burgos BH Victor Langellotti, quien se convirtió en nuevo rey de la montaña coronando en cabeza Gontzagarigana (3ª, 5,3 km al 4,5 por ciento, el Balcón de Bizkaia (3a, 4,2 km al 5,6) y el Alto de Morga (3a, 8,6 km al 3,5), por cuya cima cruzó el pelotón a cuatro minutos.

EL PRIMER PASO POR EL VIVERO SELECCIONA

El Alto del Vivero (2a, 4,6 km al 8) se convirtió en un pasillo plagado de banderas, donde la afición vasca siempre se cita para animar a los corredores, locales o no, allí son todos iguales ante el cariño de la gente.

En sus rampas atacó el estadounidense Lawson Craddock (BikeExcgange) a dos km de la cima y 45 de meta. El americano coronó seguido de Victor Langellotti, que ya tenía asegurado el jersey de faralaes. En la bajada reagrupamiento de doce corredores al paso por Bilbao, aún tranquila, tomándose un respiro para vivir la noche del “Aste Nagusia”, La Semana Grande, donde se vive la fiesta en cada plaza.

Al paso por la Gran Vía de Don Diego López de Haro, fundador de la Villa, a 25 de meta, el pelotón comandado por el Jumbo cedía 5.15 minutos a la escapada. La victoria estaba delante.

SOLER ATACA EN LA SEGUNDA SUBIDA

Lo intentó Stewart a pie de puerto en la segunda subida al Vivero, a quien siguió a cierta distancia Mar Soler. El catalán llegó a la altura del británico antes de coronar, y poco después lo dejó plantado.

El excorredor del Movistar abrió una brecha de once segundos y se tiró cuesta abajo en busca de la meta en Bilbao. Había comenzado un episodio épico. Soler contra diez perseguidores hambrientos de victoria con solo un puñado de segundos entre medias. Dientes apretados, gesto de sufrimiento, desafío descomunal ante un triunfo que podría compensar momentos agrios de los que a veces ofrece el ciclismo.

Los perseguidores aceleraban y se acercaban, luego paraban y se alejaban. Mientras, Soler entró en las calles de Bilbao, como un león, a un paso de San Mamés, el templo del Athletic Club, y a dos de la Gran Vía, donde Igor Antón, ídolo local, se impuso en 2011.

La victoria estaba en el bolsillo. A 200 metros de la línea se lo terminó de creer. Mano a la cabeza, cuerpo levantado, pulgar a la boca. Un regalo para su hija, para él mismo, y para el ciclismo español, que vuelve a sonreír dos años después.

Soler se apuntó a la Semana Grande con una auténtica “bilbainada”. Este jueves la sexta etapa llevará al pelotón desde Bilbao a San Miguel de Aguayo (Pico Jano), de 181,2 km, primera llegada en alto y prueba de fuego para los favoritos. El recorrido presente tres dificultades: el Puerto de Alisas (2a, 8,7 km al 5,8), la Collada de Brenes (1a, 6,8 km al 8,2) y el Pico Jano, inédito en la ronda, con 12,6 km al 6,5 que conducen a meta.