Pagan por agua sin tenerla; afectados piden solución



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Blanca Bonilla y Ángel Rea son una pareja de adultos mayores que vive en La Aurora y paga por tener un servicio que no usan.Ángel perdió la memoria hace algunos años cuando se movilizaba en su bicicleta y fue atropellado por un vehículo.
Su condición lo ha convertido en un hombre agresivo y por esa razón cuando los obreros de la Empresa Pública Municipal de Agua Potable y Alcantarillado (Epmapa) llegaron a su casa a hacer la instalación de la acometida de agua no los dejó y los sacó corriendo.
Pese a no tener agua potable cada mes, sin falta, les llega una planilla en la que se resume que deben $ 13.
Ángel Bermeo, uno de sus vecinos, señala que supuestamente este rubro es por el alcantarillado y obras. Sin embargo, las tuberías que salen del predio de Blanca están conectadas a un sistema que tiene más de 40 años y fue construido por la comunidad.
“Pago tres dólares mensuales de la luz. Es el básico porque solo tengo unos focos, no tengo televisor, radio, nada porque él (su esposo) los ha dañado. Pero no puedo pagar agua porque no tengo”, denuncia la mujer.
Hace más de dos años, durante los dos primeros meses la mujer decidió no pagar porque no tenía el servicio pero por la mora le cobraron $ 60.
“Me dicen que no hay tercera edad, yo no tengo agua, tengo cubo, pero me cobran”, dijo la adulta mayor que tiene 86 años.

> Necesita ayuda. Ese es el problema menor de Blanca, el mayor es la situación de su esposo (81).
Ángel no está en sus cabales, no conoce a nadie, se pierde. “No me reconoce ni a mí, no entiende nada, me trata como le da la gana no tenemos hijos ni nadie que nos ayude”.
Los vecinos aseguran que ya han perdido la cuenta de las veces en que el hombre ha intentado matar a su esposa.
“Le ha roto la cabeza dos veces”, dice mostrando las heridas.
Los hermanos del abuelito han intentado internarlo en un asilo, pero no cuenta con los recursos para hacerlo.
“La familia le ha dicho a la señora que lo deje encerrado y que ella se vaya. Cada vez que la golpea venimos a defenderla de los maltratos del viejito. Lo que pedimos es que a él el Patronato se lo lleve a un lugar donde lo puedan internar porque algún rato podría matarla”, dice José Meza quien vive al frente de la casa de la pareja.
Ellos sobreviven porque ambos cobran el bono. Blanca asegura que los $ 100 que le dan a él solo le alcanzan para las consultas en el neurólogo y la medicina. Mientras que lo que recibe ella les sirven para comer durante todo el mes.



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