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Las flores adornan el ataúd donde permanece el cuerpo de Daniela, la niña de 11 años que fue  ahorcada por su propio padre el domingo por la madrugada.
Sus familiares eligieron el color blanco para la caja, pues aseguran que era una niña muy pura, tranquila y de los siete hermanos, la menor.
Lo que sucedió para que su padre, David Izquierdo, decidiera quitarle la vida, aún es incierto. Se presume que el hombre no quería testigos de la atrocidad que cometió ese día, cuando a golpes y puñaladas, también mató a su mujer.
El cofre con los restos de la madre, Rosa Murillo, está junto al de su pequeña.
Ahí está su cadáver, con heridas en la cabeza, las que se presume, acabaron con su vida.
El espacio en la sala, donde los ubicaron, es reducido. Por eso en la parte de afuera hay una carpa, bastante amplia, con decenas de sillas, todo también blanco.
La velación se realiza en la cooperativa Che Guevara, donde se cometió el asesinato, femicidio y suicidio.

> SIETE HIJOS. Murillo tuvo siete hijos, en varios compromisos. En total, dos varones y cinco mujeres. Daniela, la que la acompañó hasta la muerte, era la menor de todos.
Los demás no presenciaron el crimen, pues dormían en otra casa, a pocos metros de donde tuvo lugar la tragedia.
Aseguran que a causa de la intensa lluvia que cayó entre el sábado por la noche y el domingo por la madrugada, nadie escuchó nada que pudiera evitar la masacre.
Se conoció que Rosa Murillo llevaba 11 años con David Izquierdo, que durante ese tiempo habían vivido episodios de violencia y que en algunas ocasiones, él por celos la había amenazado de muerte.

> EL ADIÓS. Daniela estudiaba en la Unidad Educativa 2 de Mayo. Ayer por la mañana y por el mediodía, muchos compañeros llegaron para despedirse de ella.
Se acercaban con recelo a la caja. Miraban su rostro a través del vidrio y bajaban la mirada en señal de dolor y respeto.
Algunos traían flores en sus manos y las dejaban junto al ataúd.
También estuvieron docentes de la niña, quienes aún se mostraban incrédulos por lo sucedido.
La vivienda se hizo pequeña para recibir a todos los que llegaban al velorio.
La familia de Rosa Murillo se siente consternada. La mayor de las hijas, Nancy Hurtado, dijo que aún los seis hermanos que quedaron no saben qué hacer para enfrentar todo lo ocurrido.
Aseguró que necesitan ayuda psicológica, principalmente la hermanita que en edad le sigue a Daniela, quien vio la sangrienta escena.
Los restos de la madre y la hija permanecerán hasta hoy en la casa.
Luego de eso, se prevé hoy la sepultura de ambas, en el cementerio central.
El cadáver de David Izquierdo, el padre, esposo y agresor, permanecía hasta el cierre de esta edición en el centro forense de Santo Domingo.
El se suicidó tras matar a su esposa e hija.
Se conoció que un familiar llegaría desde otra provincia para los trámites legales.
Según se indicó, una hermana del hombre reside cerca de la terminal terrestre.
Era oriundo de El Paraíso la 14 y había llegado hace años a Santo Domingo, donde procreó a la familia, que quedó destruida con la muerte el domingo.