Compártelo con tus amigos:

Los últimos 23 de los 42 años de edad que tiene los ha pasado detrás de un volante. El ibarreño Walter Pazmiño tenía 19 años y estaba recién graduado del colegio cuando vio en un tráiler de la marca IVECO una oportunidad de salir adelante.

Recuerda que su padre había muerto hace poco, por lo que prefirió trabajar que estudiar la universidad.

La licencia que en aquel entonces tenía no le permitía conducir este tipo de vehículos; sin embargo, se aventuró.

Lo de andar por carretera había sido algo que siempre le llamó la atención. En la actualidad, y con la licencia correcta, no se ve dedicándose a otra actividad que no sea la de conducir tráileres. Es el cuarto de cinco hermanos, y cuenta que no es el único de su familia que se dedica a eso.
“Tengo tres hermanas y un hermano; él se dedica a lo mismo. A veces nos encontramos en carretera”, relató.

En la actualidad Walter trabaja para una empresa de transporte, y moviliza vehículos desde el puerto de Manta hacia diferentes provincias del país.
Su trabajo le ha permitido recorrer todo el Ecuador.
Entre risas asegura que solo le falta Galápagos, porque no hay carretera.

>  Casos. A lo largo de sus 23 años manejando tráileres, ha sufrido tres accidentes de tránsito.
Él cuenta que el riesgo es latente y que hay que estar con los cinco sentidos “bien puestos” al momento de trabajar.

Los fines de semana es cuando tiene tiempo para pasar con su esposa y sus dos hijos, pero hay ocasiones en las que no los ve hasta por tres semanas. En la actualidad conduce un cabezal de la marca china Foton.
En sus viajes ha visto situaciones paranormales, como sombras que pasan de un lado a otro de la carretera.Él y m

uchos compañeros tienen identificados ciertos puntos en los que se puede descansar para evitar situaciones paranormales.
Con ello concuerda Alexander Chamorro, quien desde hace siete años también se dedica a lo mismo. Su “mejor amigo” es un cabezal rojo de la marca china JAC.

Él es oriundo de Tulcán, e identifica la parroquia La Unión, del cantón Quinindé, en Esmeraldas, como un lugar difícil para descansar.
“Apenas uno se duerme le mueven el carro o le golpean la cabina. Con eso se espanta el sueño y hay que seguir conduciendo”, dijo.
Chamorro cuenta que el trabajo no es nada fácil, es  cansado, con riesgos de todo tipo, pero la mayoría de los compañeros lo hacen por vocación y porque desde niños soñaron con hacerlo.

> Mitos. Agresivos y mujeriegos son dos de los adjetivos con los que la mayoría de personas suelen describir a los traileros, quienes aseguran que ese estilo de vida es un mito.
Cristhian Taipe, quiteño, quien desde hace tres años se dedica a conducir tráiler, asegura que no es verdad que tengan una mujer en cada pueblo, como dicen por ahí.

“Hace algunos años se hizo famosa una novela de un trailero mexicano que tenía dos hogares, y por eso creen que esa es la realidad”, señaló.
Taipe cuenta que el sueldo promedio de un trailero  bordea los 1.500 dólares mensuales, pero que aquello depende mucho de la empresa para la que trabajen y el tipo de carga que transporten. “Hay jefes que pagan por viajes; otros por semana; otros por mes”, dijo.

Taipe añade que hace un año sufrió un accidente en Cuenca, pero que un auto pequeño le cerró el paso. Él afirma que muchas veces los vehículos pequeños se ponen delante de ellos, lo que se vuelve peligroso ante un frenado de emergencia.

>  La salud. Lo que más les preocupa a los conductores es la salud, ya que suelen permanecer sentados por jornadas de hasta de diez o doce horas, lo que les afecta la columna y hasta los riñones.

José Guamán, oriundo de Santo Domingo, tiene 12 años trabajando como trailero y cuenta que por lo que más sufre es por la alimentación, ya que no en todas las ciudades se encuentra comida buena.
Él cuenta que hace un año lo asaltaron en Quevedo mientras trabajaba para una compañía cervecera.

Pensó que iba a morir, ya que lo mantuvieron cautivo por cerca de cinco horas.
“Es lo arriesgado de mi trabajo; mi familia me dice que ya me baje de estos carros, pero no puedo, ya es mi estilo de vida; no me veo trabajando en otra cosa”, dijo el chofer.