“Solo hice mi trabajo”: Diego Arcos sobre el caso Byron Castillo y su vida en el periodismo

Diego Arcos, referente del periodismo deportivo ecuatoriano, reflexiona sobre su trayectoria, los Mundiales y el polémico caso Castillo.
“Solo hice mi trabajo”: Diego Arcos sobre el caso Byron Castillo y su vida en el periodismo
Diego Arcos, periodista deportiva ecuatoriano.
“Solo hice mi trabajo”: Diego Arcos sobre el caso Byron Castillo y su vida en el periodismo
Diego Arcos, periodista deportiva ecuatoriano.

Ligia Mendoza

Redacción ED.

Ligia Mendoza

Redacción ED.

Licenciada en Ciencias de la Comunicación, especialidad Periodismo, en la Universidad Laica Eloy Al... Ver más

Diego Arcos, figura del periodismo deportivo en Ecuador, ha narrado historias que van desde el béisbol hasta los Mundiales de Fútbol. En entrevista con El Diario, repasa su carrera, anécdotas memorables y la controversia del caso Byron Castillo, donde enfrentó críticas por, según dice, buscar la verdad.

¿Es verdad que querías ser beisbolista profesional antes que periodista? ¿O el micrófono te sedujo primero?

Es una buena pregunta, porque tengo recuerdos de jugar, no todos los deportes, pero unos ocho o diez de pequeño, corriendo por la casa o el barrio (Guayaquil). También tengo gratos recuerdos de dibujar crónicas de lo que ocurría en el mundo. En los tempranos ochenta llegó una cámara de video a casa, y me dediqué a hacer reportajes y películas. Creo que una cosa estuvo de la mano de la otra. Aunque quería ser beisbolista profesional y estudiaba comunicación fuera del país, nunca me pregunté qué fue primero, qué mandó o qué se impuso. Sí tenía una obsesión con ser deportista profesional, y el béisbol era el deporte que jugaba un poco mejor.

¿Cuál fue el momento exacto en que dijiste: “¡Esto del periodismo deportivo es lo mío!”?

Vengo de una familia con periodistas legendarios: Salacaín; Luis Martínez, gran escritor y crítico de arte. Mi padre también tuvo labores periodísticas, pero más informales. Creo que me di cuenta de que debía dedicarme al periodismo cuando supe que no llegaría más lejos como beisbolista. Podía seguir jugando a nivel local, pero no al nivel que quería. Sentí mucha frustración, porque no era lo que pensaba. Al mismo tiempo, estudiaba una carrera y sabía que el deporte o la comunicación serían parte de mi vida. Con el tiempo, el aura de la comunicación creció en mí y me atrapó. En mis 20, aún tenía ilusiones de trabajar en un equipo deportivo, pero después de los 30 empecé a prepararme, estudiar y mejorar para ser mejor comunicador.

En tus inicios en 1989 con Deporte Visión, ¿alguna metida de pata épica que aún te saque risas (o lágrimas)?

En 1989, cuando salí por primera vez al aire en Deporte Visión, no hubo grandes errores, solo vergüenza porque no estaba preparado para el ruedo. Las metidas de pata vinieron después, en TC Televisión. Dije “República Chepa” en lugar de “República Checa”, y el Rey de la Cantera (Pablo Hanníbal Vela) me lo señaló. Es una de las más legendarias, pero se volvió famosa porque no huimos del error, sino que dimos la cara, aceptando que somos humanos.  

¿Cómo lograste que tu pasión por el béisbol y el fútbol convivieran sin pelearse en tu corazón?

Que me pregunten cómo logré que mis pasiones por el béisbol, el fútbol, la música o las artes convivan es como preguntarme cómo quiero por igual a mis hijos. No tengo problema con eso; puedo disfrutar de todos los deportes por igual. Como editor o asignador de noticias, sé a cuál darle más importancia, pero no hay conflicto en mi corazón.

Has cubierto ocho Mundiales, desde EE.UU. 94 hasta Qatar 2022. ¿Cuál fue el más caótico y por qué?

No sé si caótico, pero Qatar 2022 fue el más duro para los periodistas. Trabajábamos según los horarios de los partidos: 12 del mediodía, 2, 4, 6 u 8 de la tarde, y a la vez hasta las 8 de la mañana, cuando empezábamos o terminábamos. Teníamos un noticiario de 1:30 a 3 de la mañana, y salíamos al aire en TC Televisión a las 5:30. Sumado a una gripe horrorosa, fue fuerte. Cuando regresé, hice escala en Madrid y dormí 14 horas sin parar.

El Rey de la Cantera junto a Diego Arcos. Fotos Instagram de Diego Arcos.

En Rusia 2018, te volviste viral por insultar a un alemán en una entrevista. ¿Qué pasó detrás de cámaras? ¿Hubo revancha?

Eso en Moscú no salió al aire. Grabábamos un falso vivo, y un alemán me interrumpía constantemente. Entré al partido México-Alemania, apagué el teléfono, y al encenderlo vi lo que había pasado. Fue una anécdota que muestra la viralidad y lo impredecible de lo que la gente quiere ver. En Qatar, una compañía telefónica inició una campaña para encontrar al alemán, pero Alemania llevó pocos aficionados por temas geopolíticos y otros factores. La campaña, bien diseñada, no prosperó.

¿Cuál fue el momento más surrealista que viviste en un Mundial? ¿Algo como terminar de chofer de Eric Cantona en EE.UU. 94?

Ha habido muchos. En Qatar, un jeque nos llevó a su casa, una comarca con tigres. Lo de Eric Cantona en EE.UU. 94 es fantástico, igual que entrevistar al baterista de U2, Larry Mullen, y que la entrevista se perdiera. Que Diego Maradona me dijera “tocayo” fue soberbio. En Sudáfrica, tuvimos momentos muy buenos con Uruguay.

¿Alguna ciudad mundialista te robó el corazón?

El primer Mundial, EE.UU. 94, nunca se olvida. Me dejó sembrado el deseo de no perderme ninguno. Pero si hablo del mejor, elijo Alemania 2006: organización, sedes, logística y un gran rendimiento de la selección ecuatoriana.

¿Qué tan cierto es que en Qatar 2022 planeaste disfrazarte de jeque para infiltrarte en un partido?

Falso. Nunca planeé disfrazarme de jeque para infiltrarme en un estadio en Qatar. La seguridad era muy frágil, y muchos periodistas abusaron de eso.

¿Cuál fue el viaje mundialista donde pensaste: “No sobrevivo a esto”? Cuéntanos la anécdota.

Nunca dije “no sobrevivo”, pero las circunstancias variaban. EE.UU. 94 tenía logística casi perfecta: carros y satélites. Francia 98 fue distinto; usábamos buses y trenes para enviar cassettes a París. En Alemania 2006, en Bad Kissingen, transmitir por internet era un desastre: una pieza de 1:40 tardaba 18 horas. El material no llegaba a Ecuador, y eso era puro estrés. Corrías contra el tiempo, pero resolvías. 

En EE.UU. 94, entrevistaste al baterista de U2, Larry Mullen. ¿Cómo terminaste hablando con una estrella de rock en un Mundial?

En los Mundiales, todos son fanáticos. En EE.UU. 94, Larry Mullen estaba por el partido de Irlanda. Lo entrevisté, y él se emocionó porque busqué su opinión. Lamentablemente, la entrevista nunca salió al aire y se perdió.

El “Cazaratón” y tu miedo a los ratones te hicieron viral. ¿Sigues huyendo de los roedores o ya hiciste las paces?

Las fobias son clínicas. Tengo musofobia: puedo enfrentar tiburones o perros, pero un ratón me hace trepar un árbol. También me pasa con las zarihuelas. En Rancho Tortuga, hice una terapia enfrentándolas sin gritar, y creo que ayudó.

Cuando te disfrazaste de Pantera Rosa, ¿fue idea tuya o alguien te retó? ¿Volverías a hacerlo?

Fue mi idea. En un programa de radio, dije que me disfrazaría de Pantera Rosa si un equipo lograba algo difícil. Lo hicieron, y cumplí con un disfraz de primera. Lo repetiría, pero solo si surge espontáneamente, no por hacer shows.

¿Cuál es la anécdota más loca que viviste en un estadio que nunca contaste en cámara?

Dos. En Wembley, encontré un sobre con mucho dinero. Por curiosidad lo abrí, pero lo dejé ahí y avisé al estadio. Alguien llegó desesperado a reclamarlo. En Citi Field, Nueva York, durante una Serie Mundial, compartí ascensor con Billy Joel, que cantaría el himno. Éramos dos periodistas ecuatorianos, su mánager y el ascensorista. Hablarle fue increíble.

¿Alguna vez un entrevistado te dejó en blanco o te sacó de quicio? ¿Quién y cómo?

Afuera de estadios, hinchas eufóricos tras una derrota dicen cosas sin lógica o insultan. No me sacan de quicio, pero es frustrante. En Nueva York, alguien quiso agredirme por una cobertura, pero la policía intervino. No recuerdo a nadie dejándome en blanco.

¿Qué tan cierto es que en un Mundial terminaste cantando karaoke con desconocidos hasta el amanecer?

Debe haber sido en Japón 2002. Canté karaoke hasta tarde con personas que estaban en el Mundial. Los detalles se me nublan, pero creo que fue esa noche.

¿Algún percance tecnológico en vivo que te hizo sudar frío? ¿Cómo saliste del apuro?

En EE.UU. 94, perdimos un satélite por un problema con una rentadora de carros. En Alemania 2006, en Bad Kissingen, transmitir por internet era un desastre: una pieza de 1:40 tardaba 18 horas. El material no llegaba a Ecuador, y eso era puro estrés. Corrías contra el tiempo, pero resolvías.

¿Qué pasó realmente cuando fuiste chofer de Eric Cantona? ¿Te dio propina o solo un apretón de manos?

Fue en Detroit, EE.UU. 94. Eric Cantona (exfutbolista francés), que trabajaba para una cadena, estaba en mi hotel. Le ofrecí llevarlo, y en 25 minutos le hice 34 preguntas. No quiso pagar, y al día siguiente me ignoró en el lobby. A los 23, era un fanático sin celular para fotos; el rollo de mi cámara se acabó.

¿Tienes algún amuleto o ritual antes de cubrir un partido importante?

No nos digas que es el disfraz de Pantera Rosa. No tengo amuletos. Mi ritual es estar totalmente preparado: veo partidos anteriores, estudio jugadores, busco anécdotas relacionadas con Ecuador. Cuando empieza el partido, hablo de lo que pasa en la cancha.

¿Cuál fue el momento en que casi pierdes la voz gritando en una transmisión? ¿Valió la pena?

Fue cuando Ecuador clasificó al Mundial contra Perú en Lima, con Pocho Jarvis. En la cabina con Fabián Gallardo, Alfonso Jarvis y creo que Vicente Salgado, gritamos mucho. Valió la pena, pero me quedé ronco. Cubrí las elecciones peruanas después, con la voz aguardentosa.

Entrevistaste a Maradona en EE.UU. 94. ¿Cómo fue lidiar con el Diego Maradona en su máximo esplendor?

Figuras como Diego Maradona tienen sus momentos. En EE.UU. 94, lo pillé de gran humor. Mi hermana me dijo: “Háblale de sus hijas”. Entré por ahí, y tuvimos un mano a mano de cinco preguntas que aún aparece en documentales argentinos. Fue un momento perfecto para un periodista joven.

Diego Arcos entrevistando a Pelé. Foto del Instagram de Diego Arcos.

¿Cuál fue el personaje más difícil de entrevistar? ¿Alguien que te esquivó como si fueras un defensa?

Hoy es difícil; muchos evaden declaraciones. Felipe Caicedo no quiso hablar en España; Chito Vera evita entrevistas antes de pelear, lo cual entiendo. Byron Castillo es el más esquivo por la controversia. No quiere hablar de lo que pasó, y me señalaron como culpable cuando solo pregunté por qué no lo convocaban.

¿Qué aprendiste de las leyendas del fútbol que pasaron por tu micrófono en TC Televisión?

De los comunicadores, aprendí a interpretar y respetar silencios, a saber cuándo insistir o callar. De los jugadores, a entender pasiones, leer la cancha y comprender que criticar desde una cabina es fácil, pero estar en el campo es otra cosa.

¿Alguna entrevista que te marcó personalmente, más allá del ámbito deportivo?

La de Pablo Cervantes, camarógrafo de TC Televisión, que grabó el desfogue de La Josefina. Mientras el agua se llevaba el carro de TC, él tuvo la genialidad de filmarlo. Estaba enfermo, olvidado por malos empleadores. Cuando describió su toma, lloró. Su pasión, en una silla de ruedas, me marcó. Hicimos un corto, “El carro de TC que se llevó La Josefina”, y ganamos un premio.

Si pudieras entrevistar a cualquier figura deportiva del pasado, ¿quién sería y qué le preguntarías?

A Roberto Clemente, por su lucha por la igualdad; a Moacir Barbosa, arquero de Brasil 1950, por su historia. También a Matilde Hidalgo de Prócer o John Lennon, por su impacto.

¿Cómo logras que un entrevistado se abra contigo? ¿Es tu carisma, una buena broma, o pura preparación?

No sé cómo lo logro. Trato de que se sientan a gusto, aunque haga preguntas incómodas. Las hago con respeto y seriedad, demostrando que cada pregunta vale.

¿Alguna vez un jugador te pidió que no publicaras algo? ¿Qué hiciste?

Un jugador pidió no mostrar su carro por seguridad; lo respeté. Un dirigente me pidió no publicar algo que le pidió un árbitro. Eso lo guardo para mi libro.

¿Qué tan intimidante fue estar frente a una estrella como Cantona? ¿O el intimidado fue él?

No fue intimidante. Estaba con vergüenza por mi entusiasmo, pero Cantona aceptó mi gesto de llevarlo, así que no podía ser arrogante. Fui fanático; él, serio, con un par de miradas cortantes.

¿Tienes alguna pregunta que siempre quisiste hacer pero nunca te atreviste? ¿A quién y por qué?

Quise preguntarle al presidente (Rafael) Correa en TC Televisión: “¿Cuán picado es usted?”, sobre inteligencia emocional. Filtraron las preguntas, me vetaron, y no pude hacerla.

¿Cuál fue la entrevista más divertida que hiciste? ¿Alguien que te hizo reír hasta las lágrimas?

Las historias de Héctor Napolitano, prócer musical, sobre los albores de la música ecuatoriana, cómo vivían o paraban la olla. No reí a carcajadas, pero sus anécdotas son de guion cinematográfico.

Diriges Cabina 14 y sigues en TC y Diblu. ¿Cómo balances tantos proyectos sin volverte loco?

Es cuestión de organizarse. En TC Televisión, trabajo en deportes y sigo los ratings para planificar historias. Cabina 14 es relajado: hablo de películas húngaras, lagunas en Medernales o bandas de rock en Olón. Diblu tiene su dinámica. Cada proyecto tiene su personalidad.

¿Cómo ha cambiado el periodismo deportivo con las redes sociales? ¿Te encanta o te estresa?

No solo el periodismo deportivo, las redes sociales democratizan opiniones. Lo acepto como estoico; no me estresan ni cambian mi trabajo. Tal vez me hacen más políticamente correcto, aunque no me gusta, y más prudente ante el escrutinio público.

Tu cruce con el alcalde de Guayaquil, Aquiles Álvarez, en 2024. ¿Cómo manejas esas polémicas en redes?

Aquiles Álvarez y yo tenemos visiones distintas. Respeto su trabajo, pero él no respetó el mío. Mezcló lo político con mi cobertura de Barcelona SC, que al final salió bien. Se molestó porque no estaba a su favor, pero sigo fiel a lo que creo correcto.

¿Qué tan diferente es el Diego Arcos de 50 años al de 21, cuando empezaste en TC?

Empecé a los 21. Soy muy diferente: elaboro mejor las historias, mejoro mi lenguaje, soy mejor entrevistador, más selectivo, entiendo a mi audiencia y lidero equipos. Los cambios seguirán.

¿Qué opinas del periodismo deportivo actual en Ecuador? ¿Sigues siendo crítico de Barcelona?

Hoy hay más periodistas visibles gracias a plataformas, pero también más competencia. El periodismo deportivo debe ser íntegro, sin prebendas. Sí, sigo crítico de Barcelona SC cuando es necesario, como con cualquier equipo.

¿Cómo lidias con los haters en redes? ¿Los ignoras o les das un pase gol con humor?

No dejo que me afecten. A veces, por aburrimiento, respondo irónicamente, pero mi formación deportiva me enseña a enfocarme en lo mío. Un “ok” o “si tú lo dices” basta. Los haters no son mi problema.

¿Qué papel juega tu familia en tu vida profesional? ¿Alguna anécdota con tu nieta Camila?

Decidí tener más tiempo con mi familia. Pasé años trabajando fines de semana, y quiero cambiar eso. Con mi nieta Camila, soy muy niñero. Hay mil anécdotas, y cada día es una nueva. Me hace sentir joven y vivo.

¿Sigues jugando béisbol o ya colgaste el guante? ¿Algún plan de volver al diamante?

No puedo jugar al nivel de hoy. La edad quita velocidad y habilidades, pero voy a la cancha, juego un poco, observo y busco historias. No hay planes de volver al diamante. 

¿Qué legado quieres dejar en el periodismo deportivo ecuatoriano?

Que las nuevas generaciones sepan quiénes estuvieron antes: los primeros olímpicos, surfistas, boxeadores, basquetbolistas, beisbolistas. No solo importa lo último; hay que conocer los orígenes para valorarnos y ser auténticos.

El caso Byron Castillo en 2022 fue un huracán mediático. ¿Cómo viviste la presión de cubrir esa controversia?

Con lo de Byron Castillo, tal vez hubo presión del mundo Barcelona SC (donde el jugador militaba), pero era lo que tenía que hacer: contar lo que encontraba. Intentaron desviar la narrativa, diciendo que lo hacía con mala intención, que no se lo haría a otro equipo, que era mala gente. Ahí te das cuenta del poder del mundo Barcelona. Creo que hay un grave error entre lo que hice y lo que la gente cree que hice.

¿Qué opinas de las acusaciones de Chile y Perú sobre la nacionalidad de Byron Castillo? ¿Crees que Ecuador salió fortalecido?

Las acusaciones de Chile y Perú pudieron parecer antipáticas desde Ecuador cuando te perjudican. Pero si entendemos que buscaban justicia, me pregunto: ¿estamos normalizando la corrupción? Ecuador no salió fortalecido; salió avergonzado.

Si hubieras tenido la chance de entrevistar a Byron Castillo en el pico de la polémica, ¿qué le habrías preguntado?

Lo básico: “Byron, ¿dónde naciste? ¿Por qué hay tantas dudas con tu procedencia? ¿Por qué hay tanta inconsistencia en tus papeles?”.

¿Alguna anécdota detrás de cámaras mientras cubrías el caso Byron Castillo que aún no has contado?

No sé, creo que he contado todo lo de Byron Castillo, y no es mucho. La anécdota es que la gente cree que dije cosas que nunca dije. Me dicen: “Tú dijiste esto”, y pido que me lo prueben; no pueden. Solo pregunté por qué no convocaban a este jugador de nivel superlativo. El presidente de la Federación Ecuatoriana de Fútbol me respondió algo que abrió la historia. Otra anécdota: un programa quiso que el primer episodio fuera con Byron Castillo y yo, pero él no iba a aceptar.

¿Cómo manejaste las críticas en redes sociales por tus opiniones sobre el caso Byron Castillo? ¿Algún comentario que te marcara?

Todos debemos tolerar críticas; nadie está exento. Si creen que hice mal, están en su derecho. Las manejo aceptando lo que dicen, pero siendo fiel a lo que hice, que no fue nada malo, solo normal. Tocas a Barcelona SC, que se cree intocable, y pasa eso. Ningún comentario me marcó.

¿Crees que el caso Byron Castillo afectó la preparación de Ecuador para Qatar 2022, o fue solo ruido externo?

Sí creo que afectó a Ecuador. Todo lo de Byron, la nómina que no daban, el jugador que quería incluirlo y la Federación diciendo que no era prudente, generó tensión en el grupo. Fue más que ruido.

Byron Castillo es actualmente jugador de Barcelona. Foto Instagram de Castillo.

¿Qué le dirías a los hinchas chilenos o peruanos que aún insisten en que Castillo no debía jugar?

Que vayan y prueben lo que dicen sobre Byron. No encontré nada formal para demostrarlo como comunicador profesional, y no me obsesioné con la historia. Hice mi trabajo, investigué, expuse y seguí. Esto volverá a encenderse con la verdad algún día.

¿Cómo cambió el caso Castillo tu perspectiva sobre el periodismo deportivo y las controversias internacionales?

No cambió, pero reafirmó mi decepción porque el ciudadano común no entiende el rol del periodismo. Creen que somos hinchas o debemos apoyar una causa, no que nuestro compromiso es con la verdad. Fui a Playas; no había nada, solo un registro precario. Saqué una partida que decía que Byron Castillo nació en Ecuador. Un medio chileno tituló: “Periodista ecuatoriano fue a Playas y no encontró nada”, distorsionando todo. El periodismo de clickbait me confunde; no es correcto.

SÚMATE AL NEWSLETTER

Recibe todos los días el ranking de las noticias más importantes.

ÚLTIMAS NOTICIAS

Edición impresa

edición impresa

ÚNETE A NUESTRO CANAL DE WHATSAPP

¡Noticias al instante!

Entérate de lo más importante, al momento.

ÚNETE A NUESTRO CANAL DE WHATSAPP

¡Noticias al instante!

Entérate de lo más importante, al momento.

ÚLTIMAS NOTICIAS

Edición impresa

edición impresa

Noticias en la web

SÚMATE AL NEWSLETTER

Recibe todos los días el ranking de las noticias más importantes.

Edición impresa

edición impresa

ÚNETE A NUESTRO CANAL DE WHATSAPP

¡Noticias al instante!

Entérate de lo más importante, al momento.

1$us/mes

No te pierdas nada OFERTA RELÁMPAGO