El lamentable accidente ocurrido en Galápagos, que cobró la vida de cuatro personas y puso en riesgo a una treintena más, debe llevar a revisar el cumplimiento de los protocolos de seguridad en actividades marítimas.
Sobre todo en paseos en el mar, avistamiento de ballenas, pesca deportiva y otras actividades en las que participan que no tienen preparación en prácticas de salvamento en el agua, se deben extremar las medidas de seguridad para evitar tragedias.
Debería exigirse el equipamiento adecuado, el mantenimiento permanente y la preparación del personal.
“Los controles insuficientes terminan por pasar una factura alta en muchos casos”.
No debería permitirse que la omisión de protocolos, cuyo cumplimiento debería ser estricto y sin admitir excepciones, ponga en riesgo la vida de las personas y el desarrollo turístico.
Además, debería fortalecerse la vigilancia para impedir que la actividad pesquera se vea afectada por asaltos y que se cometan otros delitos como la pesca indebida, la trata de personas y el narcotráfico.
Los controles insuficientes terminan por pasar una factura alta en muchos casos y no son pocas las ocasiones en que se han registrado muertes relacionadas con delitos marítimos. Hay que trabajar en ello.
Editorial de El Diario publicado este miércoles 28 de septiembre del 2022 en nuestra edición impresa.