Caminar sobre tierra donde antes estaban las veredas, es lo que le toca cada día a Daniel Villegas, residente de la ciudadela Manta 2000. Contó que vive dentro de la ciudadela, pero mantiene su negocio en la vía principal. En este sector hace meses el Municipio emprendió el reemplazo de redes hidrosanitarias. “Desde entonces me toca sortear piedrillas y polvo y cuando tengo tiempo regar agua para evitar el exceso de polvo”, indicó.
Mónica Ramírez, habitante de un condominio de la zona, señaló que las molestias son constantes. “Creímos que la obra ya había concluido, pero la verdad es que nos han dejado sin aceras por donde caminar con seguridad”, expresó. Igual criterio comparte, Luis Arteaga, trabajador de un comercial de la zona. Señaló que los comercios son los más afectados porque la gente evita ingresar a los locales para evitar riesgos de caerse, por ejemplo.
Falta de pruebas ha retrasado la reposición de aceras
El Municipio de Manta ejecuta el proyecto de instalación de nuevos sistemas hidrosanitarios en los sectores de Manta 2000 y Barbasquillo. Eliana Zambrano Tello, directora de Obras Públicas, recordó que esta obra es parte de la modernización de la infraestructura de la ciudad. Financiado con $44.1 millones del Banco de Desarrollo del Ecuador (BDE), este proyecto beneficia a más de 90 barrios y 148.329 habitantes. También incluye 8.5 km de redes de agua potable, alcantarillado sanitario y pluvial, diseñadas para mejorar la calidad de vida y reducir riesgos de inundaciones.
Zambrano manifestó que actualmente, las obras se encuentran en una fase crítica de pruebas técnicas, lo que ha retrasado la reposición de aceras y asfalto en algunas zonas. “No se trata solo de instalar tuberías, sino de construir grandes circuitos hidráulicos que cubren extensas áreas. Para garantizar su funcionamiento, debemos realizar pruebas exhaustivas”, explicó Zambrano.
Detalle de obras hidrosanitarias en Barbasquillo
En Barbasquillo, el proyecto abarca 3.1 km de redes domiciliarias de alcantarillado sanitario, 182 cajas de conexión, 784 m de colector principal, 11 pozos de revisión, y 3.8 km de redes de agua potable. Además de 791 metros de alcantarillado pluvial con 10 pozos y 20 sumideros. Estas infraestructuras aseguran un manejo eficiente de aguas residuales y pluviales, protegiendo a más de 175 familias de inundaciones y mejorando el acceso a agua potable.
Zambrano detalló que, aunque se han intervenido cerca de 200 metros de redes, la reposición de aceras y asfalto no puede realizarse hasta completar las pruebas de los circuitos hidráulicos y el colector principal, donde confluyen las aguas residuales. “No podemos reponer el pavimento hasta estar 100% seguros de que todo está expedito. Hay varios cruces que también debemos cubrir”, señaló.
Estas pruebas son esenciales para verificar la funcionalidad del sistema. La funcionaria indicó que están pendientes de una inspección técnica por parte del BDE, entidad que financia el proyecto. Sin embargo, moradores aseguraron que la alcaldesa Marciana Valdivieso recorrió recientemente la zona, pero la visita de los técnicos del banco aún no tiene fecha confirmada, lo que mantiene en espera la finalización de esta etapa.
Reposición de aceras es la última etapa, señala el Municipio
A pesar del avance, que supera el 45% según el BDE, la reposición de aceras y asfalto sigue en pausa hasta que se completen las revisiones técnicas. Zambrano enfatizó que en proyectos hidrosanitarios las reposiciones son la última etapa, ya que cualquier fallo en los circuitos podría requerir intervenciones adicionales, aumentando costos y retrasos. “Estamos esperando el recorrido del Banco de Desarrollo para proceder con las pruebas finales. Una vez aprobadas, podremos reponer aceras y asfalto”, explicó.
Julies Mendoza, presidenta del barrio Barbasquillo, destacó que las nuevas redes han optimizado el flujo de aguas residuales y pluviales. Además de mejorar el abastecimiento de agua potable. “Es un cambio significativo para nuestra comunidad”, afirmó.
El proyecto forma parte de una iniciativa más amplia para combatir la contaminación en el borde costero de Manta. Esto incluye la demolición de antiguos colectores de aguas servidas, como los de la estación Umiña, que por 20 años generaron reboses y malos olores en Barbasquillo y playa El Murciélago. La nueva infraestructura no solo mejora la calidad de vida de los residentes, sino que también impulsa el turismo y la economía local al garantizar playas más limpias y un entorno urbano más resiliente.