Investigaciones recientes respaldan que el ayuno intermitente, una práctica que alterna períodos de ingesta con abstinencia de alimentos, ofrece beneficios significativos para la salud metabólica, cardiovascular y la pérdida de peso. Científicos de América Latina y otras regiones han estudiado sus efectos, destacando mejoras en la resistencia a la insulina, reducción de grasa visceral y prevención de enfermedades relacionadas con la edad. Estas evidencias, publicadas en revistas como Nature Metabolism y The New England Journal of Medicine, subrayan el potencial terapéutico del ayuno, aunque advierten sobre la necesidad de supervisión médica.
El ayuno intermitente, que incluye modalidades como el método 16:8 (16 horas de ayuno y 8 de ingesta) o el 5:2 (cinco días de alimentación normal y dos de restricción calórica), ha ganado popularidad. En un estudio de 2024 liderado por Maik Pietzner, del Instituto de Salud de Berlín, se analizaron muestras de sangre de 12 voluntarios que ayunaron durante siete días. Los resultados mostraron una pérdida promedio de 5.7 kg, con reducción de grasa corporal y recuperación de masa muscular tras la realimentación. Además, se observó una disminución de proteínas asociadas con enfermedades cardíacas. El dato, sugiere beneficios cardiovasculares, aunque con un aumento en el riesgo de trombos, lo que resalta la importancia de la supervisión médica.
Evidencia científica en América Latina
En México, Malu Martínez Chantar, investigadora del CIC bioGUne, ha estudiado el ayuno en pacientes con enfermedades autoinmunes y cáncer. Sus hallazgos, publicados en 2024, indican que ayunos cortos antes o después de quimioterapia pueden potenciar la respuesta inmune y reducir efectos secundarios. Martínez Chantar advierte, sin embargo, que los estudios con muestras pequeñas, como los de Pietzner, requieren mayor validación. “Los efectos positivos son prometedores, pero necesitamos estudios más amplios para confirmar su impacto a largo plazo”, afirmó.
Por su parte, en Chile, un estudio de 2023 publicado en Scielo por Catenacci y colaboradores evaluó el ayuno en días alternados (ADA) en 264 adultos con esteatosis hepática no alcohólica. Los resultados mostraron una reducción del 5.4% en el peso corporal con ADA, superando el 4.3% de la alimentación con restricción de tiempo (ART). Además, se reportaron mejoras en los niveles de triglicéridos y proteína C reactiva, indicadores clave de salud cardiovascular.
Mecanismos y precauciones
El ayuno intermitente activa procesos metabólicos como la autofagia. En este proceso, el cuerpo elimina células dañadas, y favorece la quema de grasa al agotar las reservas de glucosa. Según el Dr. Valter Longo, de la Universidad del Sur de California, “el ayuno prolongado puede reducir indicadores de riesgo cardiovascular y glucosa, además de eliminar grasa abdominal”. Sin embargo, Longo enfatiza que el ayuno no es adecuado para todos, especialmente embarazadas, personas con diabetes no controlada o en etapas de crecimiento.
En Argentina, el Dr. Francisco Tinahones, presidente de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad, señaló en 2018 que “el ayuno podría mejorar parámetros bioquímicos relacionados con inflamación y diabetes”. Estudios posteriores han confirmado estas observaciones, pero advierten sobre la posible pérdida de masa muscular, como reportó un análisis de 2020 en JAMA Internal Medicine, donde la dieta 16:8 resultó en una reducción de peso limitada y pérdida de masa magra.
<h3>Perspectivas y recomendaciones
Aunque los beneficios del ayuno intermitente son prometedores, los expertos coinciden en que debe realizarse bajo supervisión médica para evitar riesgos como hipoglucemia o desnutrición. La Dra. Vicki Catenacci, de la Universidad de Colorado, destaca que “el ayuno puede ser más fácil de seguir que las dietas hipocalóricas para algunas personas, pero requiere moderación calórica para ser efectivo”.
<p>Los estudios también subrayan la importancia de una dieta equilibrada durante los períodos de ingesta, priorizando alimentos integrales sobre ultraprocesados.