El deporte favorece el desarrollo integral de los niños, según expertos, quienes destacaron sus beneficios físicos, mentales y sociales en Ecuador, promoviendo hábitos saludables y valores para la vida.
Beneficios físicos del deporte
La práctica deportiva en la infancia fortalece el desarrollo físico, según Gualberto Orozco, médico de la Federación Deportiva de Manabí. “El deporte mejora la coordinación, flexibilidad, velocidad y crecimiento, optimizando el desempeño físico y psicomotor”, afirmó.
Actividades como natación y gimnasia son ideales para niños desde los 3 años, ya que promueven el desarrollo motor sin presión competitiva. Orozco destacó que el deporte reduce la incidencia de obesidad infantil y enfermedades cardiovasculares. Según estadísticas de la Organización Mundial de sALUD (OMS) 1 de cada 5 niños en el mundo enfrenta sobrepeso por sedentarismo.
Alfredo Delgado, licenciado en educación física, señaló que el ejercicio activa hormonas de la felicidad como la dopamina, endorfina, oxitocina y serotonina. Estas sustancias no solo mejoran el estado de ánimo, sino que fortalecen las capacidades motrices básicas, integrando mente y movimiento. Delgado recomendó adaptar las actividades a la edad, con deportes recreativos hasta los 12 años y entrenamientos más específicos para fuerza y resistencia a partir de esa edad.
El deporte también previene problemas de salud a largo plazo. Según un estudio de la Organización Panamericana de la Salud (2023), los niños que practican actividad física regular tienen un 30% menos riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 en la adultez.
Desarrollo mental y emocional
El impacto del deporte en la salud mental es significativo, según Ana Laura Zambrano, psicóloga clínica. “El deporte fortalece la autoestima y la confianza al alcanzar metas y aprender habilidades”, explicó. Los niños que practican deportes desarrollan inteligencia emocional al gestionar emociones como la frustración tras una derrota o la euforia tras un logro. Zambrano señaló que estas experiencias fomentan la resiliencia, ayudando a los niños a enfrentar desafíos futuros.
La práctica deportiva también reduce el riesgo de ansiedad y depresión. Un informe de la Sociedad Latinoamericana de Psiquiatría Infantil (2024) indica que los niños que realizan actividad física al menos 3 veces por semana presentan un 25% menos de síntomas de ansiedad comparados con los sedentarios. Además, el deporte estimula la concentración y el rendimiento académico, ya que mejora la oxigenación cerebral.
Zambrano recomendó que los padres incentiven deportes que los niños disfruten, ya que la motivación intrínseca refuerza los beneficios emocionales. “Cuando un niño se divierte, su compromiso es mayor”, afirmó.
Impacto social y valores
El aspecto social del deporte es fundamental para la formación de los niños, según Sonia Véliz, entrenadora de lucha de la Federación Deportiva de Manabí. “El deporte enseña respeto, cooperación y habilidades para integrarse en la sociedad”, destacó. Los deportes en equipo, como el fútbol o el vóley, promueven la comunicación y el trabajo conjunto, habilidades esenciales para la vida adulta.
Véliz explicó que los niños aprenden a respetar reglas y a sus compañeros, desarrollando disciplina y perseverancia. Estas cualidades se trasladan al ámbito escolar y familiar, fomentando el autocontrol.
Un estudio de la Universidad de Guayaquil (2024) encontró que los niños que practican deportes en equipo tienen un 40% más de probabilidad de desarrollar relaciones sociales positivas que aquellos que no lo hacen.
Delgado enfatizó que los deportes deben ser lúdicos hasta los 12 años para priorizar el disfrute. “La natación, el ciclismo o la gimnasia son ideales porque se adaptan a diferentes capacidades”, dijo. A partir de los 13 años, se pueden introducir entrenamientos más estructurados para quienes buscan competir.
Recomendaciones para padres
Gualberto Orozco recomendó iniciar la práctica deportiva desde los 3 a 5 años, con actividades lúdicas que no generen presión. “El niño debe practicar por gusto, no por obligación”, afirmó. Deportes como natación (desde los 3 años) y gimnasia (desde los 4 años) son ideales para desarrollar coordinación y flexibilidad sin riesgos. Los padres deben observar las preferencias de sus hijos para garantizar su continuidad.