Estados Unidos representa una de las relaciones económicas más relevantes para Ecuador, por lo que una recesión en ese país tendría consecuencias.
Más del 30 % de las exportaciones ecuatorianas tienen como destino ese país, incluyendo productos clave como banano, camarón, flores y cacao.
Además, más de 400.000 ecuatorianos residen en Estados Unidos y envían remesas que sumaron más de 4.200 millones de dólares en 2024, según cifras del Banco Central.
Una desaceleración en la economía estadounidense reduciría el consumo de productos importados, afectando directamente las ventas externas ecuatorianas.
Limitaría los ingresos de miles de familias que dependen de las transferencias del exterior.
Recesión impactaría remesas
Durante una recesión, es habitual que aumente el desempleo en Estados Unidos. Esto afectaría a los migrantes ecuatorianos, limitando su capacidad para enviar dinero a sus familias en Ecuador.
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El descenso en el flujo de remesas repercute de forma directa en el consumo interno, especialmente en provincias con alta dependencia de estos ingresos, como Azuay, Cañar y Loja.
Menor consumo genera también una contracción en el comercio interno y la demanda de bienes y servicios, lo cual podría derivar en un freno al crecimiento económico nacional.
Riesgos para exportaciones no petroleras
El sector exportador no petrolero sería otro de los más afectados. Ecuador ha mantenido un crecimiento sostenido en sus exportaciones a Estados Unidos bajo los beneficios del sistema SGP (Sistema Generalizado de Preferencias).
Una contracción en la demanda estadounidense impactaría directamente las ventas de productos como camarón, flores, banano, cacao y café.
Este efecto multiplicador afectaría también el empleo en sectores agroindustriales, transporte y logística, lo que podría aumentar las tasas de informalidad.
Riesgos en turismo por una recesión
Una recesión en Estados Unidos puede restringir el turismo emisor hacia países como Ecuador, reduciendo los ingresos por esta actividad.
Además, el debilitamiento de la economía global podría presionar el mercado laboral local, generando una menor creación de empleos formales y dificultando la recuperación de sectores aún golpeados por la pandemia.
La combinación de menor demanda externa, caída de remesas y contracción del empleo podría presionar a la baja el crecimiento económico proyectado para Ecuador en 2025.
Reacciones fiscales y monetarias posibles
Ante este escenario, el Gobierno ecuatoriano podría enfrentar mayores presiones fiscales, debido a la reducción de ingresos por tributos relacionados al comercio exterior y el consumo interno.
Al no contar con política monetaria propia —dado el uso del dólar estadounidense—, Ecuador tiene limitadas herramientas para mitigar impactos por vía de tasas de interés o devaluación.
Sin embargo, el país podría buscar acuerdos bilaterales o apoyos multilaterales para enfrentar los efectos adversos y preservar la estabilidad macroeconómica.