Por Gabriela Mantuano

Chanena no solo perdió su negocio sino también su hogar. Ella vivía en una casa de dos planta ubicada en lo que hoy es conocido como la “Zona cero” de Manta. El día del terremoto ella no se encontraba en el país por lo que al regresar y ver cómo había quedado la ciudad le costó más de un lágrima. Pero lo que le rompió el corazón fue ver cómo estaba el sector donde ubicó su negocio por más de 30 años.

Tras la tragedia tuvo que marcharse a otro lugar no solo a poner a buen recaudo a su familia sino a seguir con su negocio. “En mi caso me costó el doble. No solo en lo económico porque perdí casi el 80 % de mi mercadería, sino porque prácticamente nos quedamos sin casi y no teníamos a dónde ir.

Ahora con una inversión de más de 2 mil dólares levantó su negocio de venta de artículos esotéricos. Algunos clientes ya la han ubicado y ahora la buscan en el “Nuevo tarqui”. Ella asegura que nunca perdió la fe y cree que eso le permitió volver a empezar.



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