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El Gobierno debe destinar el dinero que recibe de los créditos internacionales a dinamizar la economía y, con ello, reactivar la producción. Sería un uso inteligente de esos recursos, sin concentrarlo en pocas manos.

En las últimas semanas, el Gobierno recibió 2.000 millones de dólares del Fondo Monetario Internacional y se prevé que, si cumple algunos compromisos, hasta finales de año recibirá una cantidad igual. El próximo año habrá otros desembolsos.
Un uso inteligente de los fondos sería, por ejemplo, el pago a proveedores, la cancelación de los sueldos atrasados o el otorgamiento de créditos ágiles y convenientes a pequeños empresarios, con lo que el dinero se entregaría a muchas manos. Con ello, se daría un respiro a esos actores de la economía y se dará oportunidad a que la moneda circule.
Se ha anunciado que con parte de esos recursos se pagará la deuda con el IESS, lo cual está correcto, pero es posible que ese dinero no dinamice la economía porque será colocado en inversiones o en la banca.
La economía del país enfrenta días duros, y no solamente en el ámbito público, sino también, y con más fuerza, en el privado. La pandemia no tiene visos de declinar y una inyección de dinero circulante será un alivio para las contraídas finanzas de la población.