Concluido el proceso electoral, en una campaña pobre en propuestas y soluciones a los grandes problemas nacionales, donde se dirimieron, antes que candidaturas, pocas posiciones políticas, como la dolarización y sus riesgos, las libertades ciudadanas, problemas derivados de la delincuencia, entre otros aspectos, pero no se abordaron los grandes desafíos, de enorme repercusión y trascendencia republicana, como los de la colosal deuda externa, la pérdida de las 200 millas de mar territorial, las privatizaciones, el enfrentamiento a la corrupción y la recuperación del incalculable dinero robado, entre otros aspectos.
Ecuador no puede soslayar para siempre temas tan graves como el perder 188 de las 200 millas de mar territorial y soberanía plena, espacio que renunció la mayoría oficialista de la Asamblea Nacional al aprobar el ingreso a la Convención del Mar de las Naciones Unidas, CONVEMAR, legislación para la globalización de los océanos, decisión aprobada en la sesión 166 del 22 de mayo del 2012 y ratificada con el Decreto Ejecutivo 1238 de Rafael Correa. En su artículo 3 se determina que los países miembros solo pueden disponer de 12 millas de mar territorial.
Los artículos 62, numeral 2, y 69, numeral 1, de la CONVEMAR determinan que sus países miembros deben permitir que otros Estados se lleven la riqueza biológica que el país ribereño miembro no pueda capturar, origen de la presencia de flotas depredadoras extranjeras en nuestros mares, a raíz de nuestra adhesión. El artículo 4, inciso primero, de la actual Constitución establece en forma imperativa: “El territorio del Ecuador es inalienable, irreductible e inviolable”.
Existe una larga e histórica presencia de la Armada Nacional defendiendo el espacio marítimo, mediante la captura de embarcaciones de pesca ilegal en el mar territorial. Se expidieron múltiples saludos del Congreso Nacional destacando sus labores de defensa de la soberanía e integridad nacional. Gobiernos como los de Velasco Ibarra, Carlos Julio y Otto Arosemena defendieron e hicieron respetar este espacio surgido luego del Tratado del Pacífico, de 1952, cuyas propuestas, de la soberanía plena de las 200 millas de mar territorial, fueron aprobadas por los parlamentos de Ecuador, Perú y Chile, países signatarios, y luego notificadas a las Naciones Unidas, donde, después de diez años de espera para cualquier impugnación, de conformidad con los protocolos, se convirtió en “ley internacional”.
¿Qué va a realizar Ecuador, como país soberano, al respecto? ¿Aceptamos esta mutilación, con sus proyecciones sobre la órbita geoestacionaria, en forma silenciosa y para siempre?