En un mundo donde los recursos marinos se agotan, la pesca artesanal ha sido señalada por diversas fuentes como una solución para el desarrollo sostenible, la erradicación de la pobreza y la seguridad alimentaria. El debate sobre el reconocimiento de este sector se ha intensificado, revelando la necesidad de implementar políticas públicas y estrategias que aborden sus desafíos, incluyendo su invisibilización histórica, la falta de derechos formales y la vulnerabilidad de las mujeres que trabajan en él.
Esta problemática global ha encontrado eco en países como Ecuador, donde pescadores y organizaciones trabajan en la búsqueda de soluciones a largo plazo.
Un sector invisible que demanda reconocimiento
A pesar de su importancia económica, social y cultural, la pesca artesanal ha permanecido en las sombras de las políticas públicas y la economía global. Este subsector, que contribuye de manera significativa al suministro de alimentos, la erradicación de la pobreza y el empleo, requiere un reconocimiento formal para maximizar su potencial.
Las propuestas de expertos sugieren mejorar la recopilación de datos multidimensionales, que vayan más allá de las métricas de volumen y valor económico. Es crucial incluir datos desagregados por sexo y vincular la producción pesquera con la contabilidad nacional de alimentos para entender su verdadero aporte.
Al mismo tiempo, se propone una reconceptualización de la pesca artesanal, viéndola no solo como una actividad comercial, sino como una práctica social, ecológica y cultural que sustenta a miles de comunidades costeras. La inclusión de los pescadores artesanales en políticas nacionales e internacionales sobre protección social, adaptación climática y salud pública es un paso esencial para revertir su marginación.
Gobernanza y derechos en la pesca artesanal
La falta de derechos formales y de participación en la toma de decisiones es uno de los principales obstáculos para la pesca artesanal. Para subsanar esta situación, se aboga por conceder derechos seguros de participación en la gestión y gobernanza de las pesquerías locales. Esta medida podría empoderar a los pescadores y contribuir al desarrollo de sistemas de gobernanza más equitativos y sostenibles, en línea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Asimismo, es fundamental reconocer y formalizar los derechos de tenencia sobre las zonas de pesca. Esta acción reduciría la vulnerabilidad de los pescadores artesanales frente a la competencia de sectores económicos más poderosos. A la par, la implementación y expansión de las áreas de acceso preferencial podría tener un impacto muy positivo. Esta política, que otorga a los pescadores artesanales el uso preferencial de una franja de costa, ya existe en 44 países, pero su aplicación debe fortalecerse y ampliarse.
La igualdad de género como motor de desarrollo
El trabajo de las mujeres en la pesca artesanal es vital, pero a menudo se invisibiliza. Ellas desempeñan roles cruciales en las fases de precaptura, captura y, especialmente, poscaptura, donde su precisión en el procesamiento del pescado aumenta la rentabilidad y reduce el desperdicio.
Para visibilizar y reconocer su aporte, las fuentes consultadas proponen recopilar y utilizar datos desagregados por género. Esto permitiría diseñar políticas que aborden las necesidades específicas de las mujeres. También es crucial fomentar la organización y el liderazgo femenino a través de asociaciones y federaciones.
En Chile, el “Programa de Empoderamiento Femenino para Mujeres en la Pesca Artesanal y Actividades Conexas” es un ejemplo de cómo estas iniciativas pueden fortalecer capacidades, autoestima y liderazgo. Además, es indispensable garantizar su acceso a derechos y recursos, como padrones oficiales, créditos con enfoque diferenciado y formación técnica.
Sostenibilidad y prácticas responsables para el futuro
La sostenibilidad es un pilar fundamental para el futuro de la pesca artesanal. Se promueven métodos de pesca que minimicen el impacto ambiental, como la pesca de atún con caña en la ciudad de Manta, Ecuador. Este método ha sido reconocido como 100% sostenible y selectivo, ya que evita la captura de especies no deseadas como tiburones o tortugas.
La búsqueda de certificaciones internacionales, como la obtenida en Ecuador en 2022 para la pesca de atún con caña, es un camino para validar y promover las prácticas responsables. Asimismo, se busca una gestión de las pesquerías que trascienda la mera maximización de la captura, incluyendo objetivos como el empleo total, el empleo femenino y el suministro de nutrientes a la población.
Desarrollo económico y social para las comunidades
Las soluciones para la pesca artesanal van más allá de lo ambiental y se centran en el bienestar de las comunidades. Los pescadores demandan políticas que consideren su realidad, así como una mayor coordinación interinstitucional entre los ministerios de pesca, salud y economía.
Se requieren incentivos para el mercado doméstico que aseguren que una proporción de las capturas se retenga para el consumo local, apoyando así la nutrición de las poblaciones vulnerables. Finalmente, es vital que los trabajadores de este sector sean incluidos en programas de seguridad social, alivio de deuda y asistencia post-desastre, de los que tradicionalmente han sido excluidos.
La transmisión de conocimientos a las nuevas generaciones es clave para preservar tradiciones milenarias y asegurar la sostenibilidad cultural y ambiental de la pesca artesanal. (10).