El feriado por la Independencia de Guayaquil, celebrado este 9 de octubre, motiva a miles de ecuatorianos a recorrer Manabí. Esta provincia combina playas, tradición y una variada oferta gastronómica. Destacan las empanadas en Ayacucho, la tonga en Rocafuerte, el apanado en Manta y los cangrejos en San Vicente. Hay otras opciones que promueven el turismo local.
Sabores que representan la identidad manabita
En Ayacucho, en el cantón Santa Ana, las empanadas de verde son el plato más solicitado durante los feriados. Elaboradas con plátano verde rallado y rellenas con queso o carne, se fríen hasta quedar doradas y crocantes. Este bocadillo es considerado un símbolo de la cocina tradicional manabita y se ofrece en carreteras, ferias y puestos familiares.
En el cantón Rocafuerte, reconocido por su herencia gastronómica, la tonga es el plato emblema. Este preparado combina arroz, pollo, maduro frito, maní y huevo duro, todo envuelto en hojas de plátano. Su sabor y presentación atraen tanto a visitantes nacionales como extranjeros que buscan una experiencia auténtica de comida manabita.
Por su parte, Manta, principal puerto de la provincia, concentra una amplia oferta de restaurantes. El apanado de pescado es uno de los platos más pedidos. Servido con arroz, ensalada y patacones, destaca por su frescura. Además, usa pescado capturado en la costa local, como la corvina o el dorado.
Cangrejos y mariscos: el atractivo de San Vicente
En San Vicente, al norte de Manabí, los cangrejos criollos son protagonistas durante los días de descanso. Preparados en salsa criolla o al vapor, se acompañan con arroz con coco o patacones. Los establecimientos del malecón registran gran afluencia de visitantes durante los feriados, especialmente de turistas procedentes de Quito, Guayaquil y Cuenca.
El auge del turismo gastronómico en San Vicente ha impulsado a los emprendedores locales a mejorar la infraestructura y la atención al cliente. De acuerdo con la Cámara Provincial de Turismo, el feriado de octubre suele incrementar entre un 20 % y 30 % la llegada de visitantes. Esto genera un impacto positivo en la economía local. Se espera que, a pesar del paro promovido por el sector indígena por la eliminación del subsidio al diésel, la presencia de turistas se mantenga.
Turismo gastronómico en crecimiento
Además de los cangrejos, se ofertan platos como el encebollado, el ceviche de camarón y el arroz marinero. Estos complementan la variedad culinaria de la zona costera manabita.
Según datos del Ministerio de Turismo de Ecuador, Manabí figura entre las tres provincias más visitadas durante los feriados nacionales. Esto se debe a su combinación de gastronomía, cultura y playa. El feriado del 9 de octubre, que conmemora la independencia de Guayaquil, es una de las fechas más fuertes para el sector turístico.
Los municipios y asociaciones gastronómicas locales organizan ferias culinarias y festivales para atraer a los viajeros. En Rocafuerte, por ejemplo, se desarrolla la Feria de la Tonga y el Dulce. Mientras que en Manta se realizan muestras gastronómicas en el malecón Escénico y en la playa de Tarqui.
El crecimiento de esta actividad también ha fomentado la capacitación de cocineros y emprendedores en técnicas de conservación, servicio y marketing. Esto ha mejorado la calidad de los productos ofrecidos y reforzado la identidad cultural de la provincia.
Tradición y sabor para todos los visitantes
La oferta gastronómica manabita durante el feriado no solo se centra en los restaurantes. En mercados, carretillas y espacios familiares se pueden degustar preparaciones tradicionales acompañadas de bebidas como el jugo de coco o el batido de maní.
La seguridad alimentaria y la atención al turista son prioridad para las autoridades locales. Estas coordinan operativos con el fin de garantizar buenas prácticas de higiene y precios justos.
Para los viajeros que buscan experiencias auténticas, Manabí se presenta como un destino completo: playas, cultura y comida típica en un solo recorrido. Desde las empanadas de Ayacucho hasta los cangrejos de San Vicente, cada plato cuenta una historia de tradición y sabor que identifica al pueblo manabita.