Un estudio publicado en NEJM Evidence demuestra que los crucigramas mejoran modestamente la cognición en personas con deterioro cognitivo leve (DCL), pero expertos advierten que su impacto es limitado frente a intervenciones como el ejercicio físico. Investigaciones de 2020 y 2024 refuerzan que actividades como crucigramas y juegos de mesa pueden apoyar la memoria y el razonamiento, aunque el ejercicio sigue siendo el factor más eficaz para reducir el riesgo de demencia.
Los crucigramas, sudokus y sopas de letras han sido considerados durante décadas como herramientas para mantener la agudeza mental en la vejez. Un estudio de 2020 en Frontiers in Human Neuroscience señaló que estas actividades son de las más practicadas para entrenar el cerebro, mostrando beneficios en la memoria y el razonamiento. Sin embargo, los expertos advierten que la relación entre estos juegos y la salud cerebral podría ser más compleja de lo que parece.
El disfrute del crucigrama
La neuróloga preventiva Kellyann Niotis, especializada en estrategias contra la demencia, explica que quienes disfrutan de los crucigramas suelen tener un alto Coeficiente intelectual verbal (Cl), asociado a un menor riesgo de demencia. “Las personas con mayor nivel educativo también presentan un CI verbal más alto, lo que se correlaciona con una menor probabilidad de deterioro cognitivo”, afirma Niotis. Este perfil, común entre los aficionados a los rompecabezas, podría explicar por qué se perciben como mentalmente ágiles.
Por su parte, Gary Small, catedrático de Psiquiatría del Centro Médico Universitario Hackensack, destaca la importancia de la dificultad adecuada en los crucigramas. “Para activar los circuitos neuronales, el desafío debe estar en un punto intermedio; ni demasiado fácil ni excesivamente difícil”, explica. Este concepto se alinea con el principio de “úsalo o piérdelo”, que compara el ejercicio mental con el físico para mantener la fuerza cerebral, se indica en un artículo de la revista National Geographic.
La mejora en la memoria
Un estudio de 2024, que analizó el estilo de vida de más de 9.000 personas, encontró que los crucigramas y los juegos de mesa son predictores significativos de mejoras en la memoria, el razonamiento y la capacidad verbal. Sin embargo, los resultados también destacaron que los videojuegos tienen un impacto similar, sugiriendo que diversas actividades cognitivas pueden ser beneficiosas. A pesar de estos hallazgos, los investigadores advierten que la relación entre los rompecabezas y la salud cerebral podría ser correlacional, no causal.
En contraste, el ejercicio físico emerge como la intervención más poderosa para la salud cerebral. Según el médico Peter Attia, autor de Outlive: La ciencia y el arte de la longevidad, el ejercicio regular mejora el control de la glucosa, aumenta el flujo sanguíneo cerebral y estimula la neuroplasticidad. Además, incrementa el volumen del hipocampo, clave para el aprendizaje y la memoria, y promueve la producción de BDNF, una proteína esencial para la cognición. “El ejercicio cardiovascular es fundamental para potenciar la función cognitiva”, subraya Niotis.
Los factores de riesgo
El informe 2024 de la Comisión de The Lancet sobre la demencia identificó 14 factores de riesgo modificables, como la hipertensión, el tabaquismo, la inactividad física y el aislamiento social, pero los crucigramas no figuran en la lista. Esto sugiere que, aunque pueden contribuir a la reserva cognitiva —la capacidad del cerebro para adaptarse al envejecimiento—, su impacto es secundario frente a otros hábitos.
Small cita un estudio de hace 25 años en The New England Journal of Medicine, que mostró que las personas con riesgo genético de demencia debían esforzarse más en tareas cognitivas, lo que aceleraba el deterioro si no se fortalecía la reserva cognitiva. Por ello, actividades como los crucigramas deben complementarse con ejercicio, interacción social y una educación continua para maximizar la protección cerebral. (10)