En Ledi-Geraru, Etiopía, un equipo de Arizona State University descubrió 13 dientes fósiles que confirman la coexistencia de una nueva especie de Australopithecus y los primeros Homo hace 2,6 a 2,8 millones de años.
Publicado el 15 de agosto de 2025 en Nature, el hallazgo desafía la narrativa lineal de la evolución humana, sugiriendo una convivencia de linajes en el amanecer de nuestro género.
El árido paisaje de Ledi-Geraru, en la región Afar de Etiopía, ha vuelto a captar la atención mundial con un descubrimiento que redefine los orígenes de la humanidad. Un equipo internacional liderado por Kaye Reed, paleoecóloga de Arizona State University, y Brian Villmoare, exalumno de la misma institución, encontró 13 dientes fósiles.
Estos evidencian la coexistencia de una especie no identificada de Australopithecus y los primeros representantes del género Homo entre 2,6 y 2,8 millones de años atrás.
El hallazgo
Este hallazgo, publicado en la revista Nature, cuestiona la idea simplista de una evolución lineal desde un ancestro simiesco hasta el humano moderno. Los dientes, hallados en sedimentos de la región, son piezas clave para entender la diversidad de los homínidos tempranos.
Según el estudio, algunos de los fósiles dentales pertenecen a una especie de Australopithecus distinta a la conocida Australopithecus afarensis. Esta es representada por el célebre esqueleto de “Lucy”, cuya presencia no se registra después de 2,95 millones de años.
Los otros dientes fósiles corresponden a los primeros Homo, confirmando su antigüedad y su convivencia con Australopithecus en el mismo entorno. “Esta nueva investigación muestra que la imagen de un mono a un neandertal a un humano moderno no es correcta—la evolución no funciona así”, afirmó Kaye Reed, co-directora del Ledi-Geraru Research Project.
Sitio Rico en Respuestas de fósiles
Ledi-Geraru no es ajeno a descubrimientos trascendentales. En 2013, el mismo equipo reportó el hallazgo de una mandíbula de Homo datada en 2,8 millones de años, considerada entonces el fósil más antiguo de nuestro género.
Los nuevos dientes refuerzan esta cronología y aportan evidencia de una coexistencia de linajes. “Sabemos cómo lucen los dientes y la mandíbula del Homo más antiguo, pero eso es todo. Esto enfatiza la importancia crítica de hallar más fósiles”, explicó Brian Villmoare, autor principal del estudio.
La falta de restos adicionales impide aún asignar un nombre formal a la nueva especie de Australopithecus, ya que los científicos requieren más material anatómico para una clasificación definitiva.
El tiempo de los fósiles
La datación de los fósiles se logró gracias a la geología única de Ledi-Geraru. Christopher Campisano, geólogo del proyecto, detalló que las cenizas volcánicas en los estratos sedimentarios permitieron acotar las edades. “Fechamos las erupciones que ocurrieron en el paisaje cuando se depositaron los fósiles, usando cristales de feldespato en el material volcánico”, señaló.
Este método sitúa los restos entre 2,6 y 2,8 millones de años, un período crítico para la evolución humana. El contexto geográfico de Ledi-Geraru, marcado por intensa actividad volcánica y tectónica en el pasado, ofrece un registro fósil excepcional.
Ramon Arrowsmith, otro miembro del equipo, destacó que “el área tiene un registro geológico interpretable con buen control de edad para el rango de 2,3 a 2,95 millones de años”. Este entorno dinámico, con depósitos sedimentarios ricos en fósiles, es fundamental para entender cómo evolucionaron los homínidos en un paisaje cambiante.
Análisis
El análisis del esmalte dental está proporcionando pistas sobre la dieta de estas especies. Kaye Reed explicó que el equipo busca determinar si el temprano Homo y la nueva especie de Australopithecus competían por recursos, compartían alimentos o incluso se cruzaban. “¿Estaban comiendo lo mismo? ¿Quiénes eran sus ancestros? Nadie lo sabe—aún”, afirmó, subrayando las preguntas abiertas que impulsan la investigación.
El Ledi-Geraru Research Project reúne a expertos de diversas disciplinas, desde paleoantropología hasta geología, todos vinculados a Arizona State University y otras instituciones internacionales. Este esfuerzo colaborativo refleja el compromiso con desentrañar los orígenes humanos. (27)