El bosque seco tropical de Portoviejo alberga especies emblemáticas en riesgo. El ceibo, árbol icónico, ha disminuido en las colinas, donde a pesar de sanciones como multas de 1.850 dólares por árbol talado y órdenes de reforestación, no se logra frenar el problema.
Pese a la fuerte amenaza de deforestación, el ceibo aún se erige el rey de las colinas en Manabí, provincia donde desde el 2015 es reconocido como patrimonio natural. A continuación, conozca más sobre esta y otras especies que dan color y vida al valle portovejense.
1. Ceibo (Ceiba trichistandra) Puede llegar a medir hasta 40 metros de altura y su tronco llega a los dos metros de diámetro y vivir hasta 150 años. En Manabí tiene mayor presencia en Montecristi, Jipijapa, Jaramijó, Manta, Puerto López y Portoviejo. En la cosmovisión indígena, la población Maya, en el periodo preclásico (2500 a.c.), fue una de las principales sociedades que tuvo al ceibo como un árbol sagrado.

2. Bototillo (Cochlospermum vitifolium) Es un árbol cuya floración solo dura entre tres y cuatro semanas. Crece en climas secos y puede alcanzar hasta los 17 metros de altura con un diámetro de 70 cm. Su tiempo de vida oscila entre los 30 y 40 años.

3. Muyuyo (Tecoma castanifolia) Es un arbusto que puede alcanzar los seis metros de altura. Sus flores son amarillas y perfumadas. Su fruto tiene una pulpa con un material viscoso que se vuelve pegajoso al ambiente.

4. Sebastián (Capparicordis crotonoides) Crece como arbusto de hasta 2,5 m de altura. La madera se usa como leña. Tiene potencial ornamental para diseños de jardinería con baja demanda de agua.

5. Palo santo (Bursera graveolens) Son árboles que alcanzan un tamaño de hasta 12 metros de altura. La madera seca astillada se quema y sirve como repelente para ahuyentar los zancudos y otros insectos. Las hojas en infusión alivian los síntomas de la gripe, el resfrío y fortalecen los bronquios.
