El criminal más buscado de América, Héctor Guerrero Flores, alias “Niño Guerrero”, sigue al frente del Tren de Aragua.
Con una recompensa de cinco millones de dólares sobre su cabeza, el líder mantiene su influencia en la región, siendo un actor clave en el crimen organizado de América Latina y Estados Unidos. La recompensa la ofrece el Departamento de Estado de EE. UU.
Guerrero Flores nació el 2 de diciembre de 1983 en Maracay, estado de Aragua, Venezuela. Su carrera delictiva comenzó a finales de la década de 1990, cuando se involucró en actividades de microtráfico y ataques a la Policía local.
A los 22 años, ya estaba señalado como sospechoso de varios crímenes, incluyendo un asesinato, lo que lo colocó en la mira de las autoridades venezolanas.
En 2005, Guerrero fue arrestado por diversos delitos, entre ellos homicidio y tráfico de drogas. A pesar de estar bajo custodia, logró escapar en 2012 de la prisión de Tocorón, solo para ser recapturado en 2013.
Durante su encarcelamiento, consolidó su liderazgo sobre el Tren de Aragua, organizando operaciones criminales dentro y fuera de la prisión.
Ascenso al poder
A medida que el Tren de Aragua ganaba fuerza, Guerrero se fue consolidando como su líder indiscutido. En 2015, en una fiesta en Maracay, reiteró su poder al frente de la organización, prometiendo mejorar las condiciones de vida en los barrios controlados por su grupo.
Para 2018, aceptó su culpabilidad por varios delitos, y fue condenado a 17 años de prisión, pero su influencia nunca se vio mermada.
Tocorón, la prisión donde Guerrero estuvo recluido, se convirtió en el epicentro de su imperio. A pesar de las estrictas medidas de seguridad, logró construir lujos dentro del penal, incluyendo una casa de dos pisos, piscina, discoteca y zoológico, lo que le permitió seguir dirigiendo las operaciones del Tren de Aragua desde allí.
A través de su liderazgo, la organización se expandió hacia otros países de América Latina, llegando incluso a contar con unos 1.000 miembros para 2020.
Un imperio transnacional. El Tren de Aragua, bajo el mando de “Niño Guerrero”, ha operado en varias actividades delictivas, incluidas extorsiones, secuestros, tráfico de drogas y trata de personas.
Controlan minas de oro en el estado Bolívar, rutas de tráfico en la costa Caribe y pasos clandestinos en la frontera con Colombia, conocidos como “trochas”, señalan las autoridades.
Su influencia ha crecido a nivel internacional, con presencia en países como Colombia, Perú, Chile y Bolivia, donde también están involucrados en el tráfico de migrantes y la explotación laboral.
En Estados Unidos, el Tren de Aragua ha sido identificado como un actor clave en la expansión de las redes criminales, involucrándose en más de 100 casos de delitos organizados en varios estados.
El grupo ha sido particularmente activo en ciudades como Miami y Nueva York, donde su presencia ha comenzado a generar alarma en las autoridades, según reportó The Wall Street Journal (WSJ).
En septiembre de 2023, el gobierno venezolano lanzó una operación para desmantelar el centro penitenciario de Tocorón, una de las bases operativas más importantes del Tren de Aragua. A pesar de esta intervención, Guerrero logró escapar, y desde entonces las autoridades no han podido confirmar su paradero exacto.
El cobro de la banda
Aunque Tocorón representaba una de las fuentes de ingresos del grupo, como el cobro de “impuestos” a los reclusos, el Tren de Aragua ha logrado reorganizarse y sigue operando en zonas de Venezuela.
Según algunas fuentes de seguridad, Guerrero podría estar oculto en las minas de las Claritas, en el estado Bolívar, bajo la protección de otros cabecillas del Tren de Aragua, como Yohan José Romero, alias “Johan Petrica”, señala InSight Crime, que es una fundación dedicada al estudio y a la investigación de amenazas.
Las autoridades estadounidenses han declarado que Guerrero podría estar refugiado en Colombia, aunque las autoridades venezolanas sostienen que se encuentra en la zona minera de Bolívar.