En la casa de Jery Delgado Espinoza hay llanto y dolor.
Su familia aún no entiende cómo en un abrir y cerrar de ojos el hombre, de 23 años de edad, se fue para siempre.
Jery murió lejos de su tierra. Él vivía en Montecristi, provincia de Manabí, y ayer perdió la vida en un accidente de tránsito en la parroquia Alluriquín, en Santo Domingo de los Tsáchilas.
Eran las seis y media de la mañana cuando el joven, quien iba como acompañante en una camioneta doble cabina, se topó con la muerte. El vehículo en el que se movilizaba, en dirección Quito-Santo Domingo, chocó con la parte trasera de una plataforma que estaba estacionada a un costado de la carretera.
La muerte de Jery fue instantánea. Su cuerpo quedó atrapado entre los hierros del carro en el que se movilizaba con destino a Montecristi, donde su familia lo esperaba sin imaginarse lo que había ocurrido.
Además del fallecimiento de Jery, el siniestro vial dejó a dos personas heridas, entre ellas un menor de edad, y un detenido (el conductor de la plataforma).
Los heridos son primos del occiso.
Personal de la Comisión de Tránsito del Ecuador debió usar herramientas hidráulicas para poder liberar el cadáver de Jery.
El rescate duró aproximadamente 20 minutos.
Al centro forense de Santo Domingo llegaron familiares del fallecido, quienes no pudieron contener sus lágrimas por lo ocurrido.
Uno de ellos mencionó que el joven y el resto de sus familiares regresaban a Montecristi desde Quito, ciudad a la que habían viajado por trabajo.
El occiso laboraba con su padre en la venta de pescado.
Quien conducía la camioneta era un señor con el que siempre trabajaba la familia.
A Jery lo recordaron como un hombre alegre, trabajador y responsable.
Tenía una hija de siete meses.
Ayer en la tarde su cuerpo fue retirado de la morgue y trasladado hasta el barrio Aníbal San Andrés, de Montecristi, para su velatorio.
Sus familiares heridos continuaban internados en el hospital Gustavo Domínguez.