Inexcusable desprotección estatal



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El asesinato del excandidato Fernando Villavicencio, de sus presuntos sicarios y de las personas detenidas y vinculadas por el crimen es un asunto muy grave. El Estado no tiene excusas ante la desprotección estatal.

Todos ellos han muerto bajo la custodia del Estado, por lo tanto el Estado ecuatoriano es corresponsable de sus crímenes por la desprotección estatal, más allá de los actores materiales e intelectuales.

Ahora, a dos días de que se cierre la instrucción fiscal por el crimen del excandidato presidencial, fueron asesinadas piezas clave para resolver el caso y todo ello, además, puede crear un manto de duda sobre el informe que debe emitirse en los próximos días.

El hecho afecta aún más la desconfianza y el estado de ánimo de los ciudadanos a las puertas de una segunda vuelta electoral, lo que puede influir en los resultados. La desesperanza también mueve el voto.

“Ecuador vive un presente terrorífico y de desesperanza”.

Estos acontecimientos dejan mal ubicado al presidente de la República, que muestra incapacidad de gobernar.

También debilitan a la fuerza pública, incapaz de cumplir su papel y, por supuesto, a la Fiscalía y la Función Judicial que tampoco ordenaron acciones contundentes para salvaguardar la vida de los detenidos.

Los hechos agrandan las sospechas de que el crimen organizado ha penetrado y sometido la estructura fundamental de las más importantes instituciones del país.

Sin exageración, Ecuador vive un presente terrorífico y de desesperanza.

La situación es intolerable. El desgobierno es desesperante.

Editorial de El Diario publicado este domingo 8 de octubre del 2023 en nuestra edición impresa.



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