El Gobierno de Ecuador decidió eliminar el subsidio al combustible Jet A1, utilizado por aviones y comercializado en aeropuertos administrados por la Dirección General de Aviación Civil y delegados municipales. Entre las terminales afectadas se encuentran las de Manta, Cuenca, Loja y Santa Rosa. Esta medida busca incrementar los ingresos del Estado, que recibirán un aporte extra de 52 millones de dólares anuales.
Esta eliminación surge a partir del Decreto Ejecutivo 83, emitido el lunes 11 de agosto por el presidente Daniel Noboa. El decreto suspende un descuento del 40% que recibían aerolíneas que operan principalmente vuelos nacionales en esas terminales. Así, el subsidio al combustible Jet A1 ya no aplicará en esas rutas, modificando la dinámica económica del sector aéreo.
Impacto en aeropuertos y vuelos
Los aeropuertos de mayor tránsito son el Mariscal Lamar en Cuenca y Eloy Alfaro en Manta, donde incluso aterrizan vuelos internacionales, como uno diario desde Panamá. La eliminación del subsidio al combustible Jet A1 afecta directamente a estas terminales, que antes ofrecían tarifas reducidas por el beneficio. Esta situación impactará la operación y competitividad de las aerolíneas que cubren esas rutas.
Aunque en Quito y Guayaquil no existe subsidio para combustibles en vuelos, las rutas nacionales hacia estas ciudades podrían experimentar incrementos en los precios. Esto se debe a que las líneas aéreas enfrentarán costos mayores al no beneficiarse del subsidio en aeropuertos regionales, aumentando sus gastos operativos.
Consecuencias para el costo de pasajes aéreos
La Asociación de Representantes de Líneas Aéreas en el Ecuador (Arlae) confirmó que la medida elevará los costos operativos por el incremento en el precio del combustible Jet A1. Los representantes del sector se reunieron para analizar cómo absorberán los costos adicionales y definir posibles alzas en el precio de los pasajes aéreos.
Adicionalmente, la eliminación del subsidio al combustible Jet A1 pone en alerta a pasajeros y operadores, pues el impacto financiero puede trasladarse al usuario final, haciendo que volar en rutas nacionales sea más costoso y afectando la conectividad regional.