El Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional (IGEPN) ha confirmado que Ecuador cuenta con 27 volcanes potencialmente activos, incluidos los situados en las islas Galápagos. Esta actividad volcánica constante, influenciada por la ubicación del país sobre el Cinturón de Fuego del Pacífico, representa un riesgo significativo para más de 7 millones de personas, especialmente en la Sierra Centro-Norte.
Ubicado en la zona de convergencia de las placas tectónicas de Nazca y Sudamérica, Ecuador es atravesado por una cadena volcánica activa que forma parte del Cinturón de Fuego del Pacífico, una de las regiones con mayor actividad sísmica y volcánica del mundo.
El IGEPN distingue entre volcanes activos y potencialmente activos. De acuerdo con su monitoreo, hay ocho volcanes actualmente activos en el territorio continental: Cotopaxi, Tungurahua, Sangay, Reventador, Guagua Pichincha, Cayambe, Sumaco y el Complejo Chacana. Además, en Galápagos existen al menos siete volcanes activos, entre ellos Fernandina, Wolf y Cerro Azul.
La Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos (SNGR) indica que al menos 25 volcanes en Ecuador han tenido grandes erupciones en los últimos 10.000 años. La mayoría de estos eventos no incluye a los volcanes de Galápagos, considerados entre los más activos del planeta.
Riesgo latente en la Sierra ecuatoriana
La Sierra ecuatoriana, donde vive casi la mitad de la población del país, es la región más expuesta al riesgo volcánico. Ciudades como Quito, Latacunga, Ambato y Riobamba se encuentran a menos de 25 kilómetros de un volcán activo, lo que las coloca en zonas de alto impacto por caída de ceniza y lahares.
Un informe de la SNGR alerta que las provincias de Tungurahua, Cotopaxi y Chimborazo serían las más afectadas ante una erupción volcánica, especialmente por el impacto en la agricultura y ganadería, principal fuente de ingreso de muchas comunidades.
En el ranking de los volcanes más peligrosos de América Latina, el Cotopaxi ocupa el sexto lugar, seguido del Tungurahua en el séptimo. Estos volcanes han mostrado actividad recurrente, siendo monitoreados de forma constante por el IGEPN.
El Cotopaxi: una amenaza con historia
El Cotopaxi es uno de los volcanes más monitoreados de Ecuador debido a su peligrosidad. Su última gran erupción ocurrió en 1887, pero en 2015 volvió a activarse, emitiendo ceniza y generando alertas a nivel nacional.
Un estudio de ese año identificó que al menos 29 parroquias de Pichincha y Cotopaxi estarían en alto riesgo por los efectos de una posible erupción. De cada 100 habitantes en esas zonas:
- 47 estarían en riesgo por lahares
- 24 por caída de ceniza
- 1 por flujos piroclásticos
- 19 por avalanchas de escombros
Además, el estudio calcula que el 23% de la población del cantón Rumiñahui podría verse afectada directamente. La cobertura glaciar del Cotopaxi y su relieve lo convierten en un volcán con alto potencial destructivo, señala un artículo del portal GK.
El Tungurahua: actividad intermitente desde 1999
El Tungurahua inició su periodo eruptivo en 1999 y desde entonces ha presentado erupciones intermitentes. En 2006, dos grandes explosiones causaron flujos piroclásticos y caída de ceniza que afectaron incluso a Guayaquil, a más de 250 km de distancia.
Las zonas más vulnerables frente al Tungurahua son Pelileo, Mocha, Guano y Puela. La exposición prolongada a la ceniza volcánica puede provocar enfermedades respiratorias y gastrointestinales, así como la pérdida total de cultivos.
Las erupciones del Tungurahua pueden iniciar con fuertes explosiones, como ocurrió en 2010, 2012 y 2013, o con actividad estromboliana, caracterizada por emisiones frecuentes de gases y cenizas.
Nivel de preparación ante una erupción
Un estudio de 2015 que comparó planes de gestión de riesgos volcánicos en América Latina concluyó que Ecuador tiene un nivel medio de preparación, similar al de Chile y Costa Rica en planes de prevención. Sin embargo, el país presenta deficiencias en educación y sensibilización ciudadana.
Según datos de la SNGR:
- Entre 33% y 48% de la población en zonas de riesgo tiene poca o nula información sobre qué hacer ante una erupción.
- El Sistema Nacional Descentralizado de Gestión del Riesgo aún presenta limitaciones en alerta temprana y evacuación.
El IGEPN cuenta con 20 observatorios volcánicos, además de cámaras térmicas y visuales para el monitoreo de Cotopaxi, Tungurahua, Guagua Pichincha y Reventador.
Protocolos y medidas de prevención
Las autoridades recomiendan a la población que verifique si su domicilio o lugar de trabajo está en zonas de riesgo volcánico, información disponible en los mapas oficiales del IGEPN. Asimismo, es esencial contar con un plan familiar de emergencia y participar en los simulacros organizados.
Un kit de emergencia debe incluir al menos:
- Radio portátil
- Linterna con baterías
- Botiquín
- Agua potable y alimentos no perecibles
- Copias de documentos
- Lista de teléfonos importantes
La SNGR ha identificado 65 puntos seguros de evacuación en caso de erupción, 62 entre Quito y Ambato y 3 en Tena.
Términos clave para comprender el peligro volcánico
- Lahares: avalanchas de material volcánico y agua que fluyen por los ríos a gran velocidad.
- Flujos piroclásticos: mezclas de gases y fragmentos de roca extremadamente calientes y rápidos.
- Avalanchas de escombros: desprendimientos masivos causados por sismos o acumulación de magma.
- Erupciones explosivas o efusivas: dependiendo del tipo de magma y presión interna del volcán.
Tipos y estado de los volcanes
Según la NASA, los volcanes se clasifican en:
- Activos: con erupciones recientes o en posible actividad futura.
- Inactivos: sin actividad reciente, pero potencialmente peligrosos.
- Extintos: sin probabilidad de erupción.
Actualmente, según el Programa de Vulcanismo Global del Instituto Smithsoniano, en Latinoamérica hay ocho volcanes activos: en Chile: Nevados de Chillán y Villarrica; en México: Popocatépetl; en Ecuador: Sangay y Reventador; en Guatemala: Fuego y Santa María; y el Erebus en la Antártida.