Un estudio de la NASA, basado en datos de la sonda Dawn, revela que Ceres, el mayor planeta enano del cinturón de asteroides entre Marte y Júpiter, pudo haber sido un mundo oceánico con condiciones habitables hace entre 2,500 y 4,000 millones de años. La investigación, publicada en 2025, identifica evidencia de agua caliente y gases disueltos en el subsuelo, sugiriendo un entorno favorable para formas de vida primitivas.
Evidencia de un pasado habitable
El análisis de los datos recopilados por la sonda Dawn, que orbitó Ceres entre 2015 y 2018, ha permitido a los científicos de la NASA detectar rastros de agua líquida en el pasado del planeta enano. Los investigadores encontraron compuestos químicos en la superficie, como sales y materiales orgánicos, que indican la presencia de agua caliente en el subsuelo hace miles de millones de años. Datos sugieren que Ceres albergó un océano subsuperficial con gases disueltos, condiciones que podrían haber sido propicias para el desarrollo de vida microbiana.
La doctora Julie Castillo-Rogez, científica planetaria del Jet Propulsion Laboratory de la NASA, explicó: “La combinación de agua líquida, compuestos orgánicos y energía térmica en Ceres apunta a un entorno que, en el pasado remoto, pudo haber sido químicamente activo y potencialmente habitable”.
Geología y ciencia
Ceres, con un diámetro de aproximadamente 940 kilómetros, es el objeto más grande del cinturón de asteroides. Su superficie presenta cráteres y depósitos de sal que han intrigado a los científicos durante años. El estudio reciente, publicado en una revista científica revisada por pares, utilizó modelos geoquímicos para reconstruir las condiciones internas del planeta enano. Los datos indican que el calor interno, posiblemente generado por el decaimiento de elementos radiactivos, mantuvo el agua en estado líquido durante millones de años.
Por su parte, el doctor Simone Marchi, coautor del estudio, señaló: “Ceres nos ofrece una ventana única para entender cómo los cuerpos celestes pequeños pueden albergar condiciones complejas, similares a las que encontramos en las lunas heladas de Júpiter y Saturno”.
Implicaciones para la astrobiología
La posibilidad de que Ceres haya sido habitable en el pasado refuerza el interés científico en los cuerpos del cinturón de asteroides. Aunque no se han encontrado pruebas directas de vida, la presencia de compuestos orgánicos y agua líquida sugiere que este planeta enano pudo haber sido un laboratorio natural para procesos químicos prebióticos. Los científicos planean continuar analizando los datos de Dawn. Además, compararán los hallazgos con estudios de otros cuerpos celestes, como Europa y Encélado, que también podrían haber albergado vida.
Actualmente, no hay misiones planeadas para regresar a Ceres, pero los expertos consideran que futuras exploraciones podrían confirmar estas hipótesis. La NASA y otras agencias espaciales continúan investigando el potencial astrobiológico de objetos similares en el sistema solar.