El ecuatoriano Joel Ordóñez firmó la extensión de su contrato con el Club Brugge hasta junio de 2029, a pesar de que en el mercado de verano pidió salir rumbo al Olympique de Marsella. La clave está en la nueva cláusula de rescisión de más de 40 millones de euros (43 millones de dólares), que actúa como blindaje, pero también como vía de escape hacia una liga top.
La frustración del último mercado
Durante el verano de 2025, Joel Ordóñez fue uno de los nombres más cotizados en el mercado. El Marsella negoció durante un mes y ofreció hasta 30 millones de euros (32 millones de dólares), pero el Brugge rechazó la propuesta. Incluso el Al Hilal, de Arabia Saudita, estuvo dispuesto a pagar 45 millones de euros (48,5 millones de dólares) pero el jugador desistió de ese destino, y aparecieron sondeos de Inter de Milán y Chelsea para 2026.
Ordóñez expresó abiertamente que quería marcharse a Francia. Sin embargo, el club belga decidió mantenerlo, consciente de que sin una cláusula establecida podía fijar el precio a su antojo.
Opiniones encontradas en redes
La decisión generó reacciones diversas. El tuitero deportivo Diego Briones comentó: “Insólito lo de Joel Ordóñez pidiendo salir todo el mercado de fichajes para terminar renovando hasta 2029 en lugar de seguir esperando. Imagino que Brujas hace esto para pedir aún más dinero por él, le costará salir del equipo a esta altura a menos que haga un gigante mundial.”
La frase refleja el sentir de muchos aficionados, que interpretan la extensión como una jugada que favorece al club antes que al jugador. Sin embargo, otros ven la renovación como un paso lógico.
Por qué renueva Joel Ordóñez con el Brugge
La extensión de contrato hasta 2029 responde a un doble interés. Para el Brugge, representa un blindaje estratégico que puede hacer que el jugador se queda más tiempo o que le dará una salida por un precio justo. Además, baja las tensiones con el jugador ecuatoriano y mantiene a un futbolista de proyección con una cláusula millonaria superior a 40 millones de euros que protege la inversión.
Pero al mismo tiempo, para Ordóñez, la renovación trae un aumento salarial considerable. Un ingreso más ajustado a su valor de mercado actual, que ronda entre 32 y 35 millones de euros.
El nuevo escenario garantiza al futbolista estabilidad y continuidad, pero también le otorga una posibilidad de salida clara. Si un club decide pagar la cláusula, podrá ficharlo sin depender de las negociaciones con el Brugge, algo que no ocurrió en el último mercado.
El equilibrio entre blindaje y libertad
La cláusula de rescisión funciona como un equilibrio. Disuade a equipos con presupuestos limitados, pero permite a gigantes europeos, como Chelsea, Inter o un club español, avanzar sin obstáculos si deciden invertir fuerte.
En ese sentido, Ordóñez gana margen de maniobra. El defensor reconoció que su meta está puesta en el Mundial 2026, donde espera revalorizarse con la selección ecuatoriana bajo la dirección de Sebastián Beccacece.
Con contrato hasta 2029, una cláusula millonaria y un salario mejorado, Ordóñez llega a un punto de madurez clave. La continuidad en la Champions League le servirá de vitrina a uno de los jóvenes más prometedores de Sudamérica en Europa.