La actriz mexicana Fernanda Castillo, reconocida por sus papeles en televisión, cine y teatro, atraviesa un momento de introspección y aprendizaje gracias a su más reciente proyecto escénico. En entrevista con ¡HOLA! Américas, la protagonista de Anatomía de un suicidio compartió cómo esta obra no solo ha significado un reto profesional, sino también un espacio de reflexión sobre su faceta más importante: la maternidad.
La maternidad como motor de vida
Convertida en madre en diciembre de 2020 junto a su pareja, el actor Erik Hayser, Fernanda ha encontrado en su hijo Liam un impulso vital que transforma cada decisión. Al interpretar a Caro, una mujer de los años 60 que se enfrenta a un entorno hostil y a la dificultad de elegir si desea ser madre o no, la actriz no pudo evitar hacer un paralelismo con su propia vida.
“Creo que, como mamá, cualquier mujer se puede identificar. Los hijos son algo que te arrastran hacia la vida y hacia la lucha y hacia adelante. Estés como estés, estás para ellos”, confesó.
Hablar de lo que no se habla
La intérprete recordó que después de dar a luz enfrentó complicaciones físicas y que, aunque no padeció depresión posparto, comprendió la importancia de visibilizar las emociones encontradas que atraviesan muchas mujeres.
“Ser madre también implica un duelo: dejar de ser tú misma para convertirte en la mamá de alguien más. Y socialmente no se nos permite hablar de esas contradicciones. Muchas veces no hay espacios para acompañar a las mujeres en este proceso. Por eso me gusta tanto que la obra ponga sobre la mesa temas como la maternidad y la salud mental”, explicó.
Un legado para su hijo
Más allá de la ficción, Fernanda confesó que uno de sus aprendizajes más valiosos ha sido mirar hacia atrás y reflexionar sobre la historia de su propia madre y su abuela. Este ejercicio le hizo cuestionarse qué legado desea dejarle a su hijo.
“Me gustaría que Liam tuviera la seguridad de que fue profundamente amado, que siempre quise lo mejor para él. Y que crezca siendo un niño consciente y empático con el mundo. Eso es lo que quiero transmitirle, como mi madre me lo transmitió a mí”, afirmó.
Un reto artístico que también la transforma
Anatomía de un suicidio, escrita por la británica Alice Birch y dirigida en México por Cristian Magaloni, entrelaza las vidas de tres mujeres de distintas generaciones y sus batallas internas. Para Castillo, ha sido el proyecto más desafiante de su carrera, pero también el más revelador en el plano personal.
“Siempre regresaré al teatro porque siento que es la base de todo. Los procesos no solo me alimentan como actriz, sino también como persona. Y en esta ocasión, me ha llevado a ver con otros ojos mi papel de madre”, concluyó.