Un ataque de Estados Unidos a Irán desata temores de guerra nuclear. Un estudio alerta sobre un “invierno nuclear” que devastaría la agricultura y generaría hambruna global.
Estados Unidos justificó el ataque a Irán alegando que usaban esas instalaciones para desarrollar armas nucleares. Irán niega las acusaciones y promete retaliaciones. Las tensiones entre Rusia-Ucrania y Palestina-Israel agravan el panorama.
Analistas advierten que un conflicto nuclear es cada vez más probable. La comunidad internacional urge diálogos para evitar una escalada. La ONU convocará una reunión de emergencia esta semana.
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El riesgo de un enfrentamiento global preocupa a los líderes mundiales. La falta de acuerdos de desarme nuclear complica la situación. Los países buscan estrategias de contención.
Impacto de un invierno nuclear
Un estudio de la Universidad de Colorado (2022) detalla las consecuencias de una guerra nuclear. La acumulación de partículas en la atmósfera causaría un “invierno nuclear”. Esto provocaría un enfriamiento global que alteraría las estaciones de cultivo.
La producción agrícola disminuiría drásticamente en todo el mundo. Los países dependientes de la agricultura enfrentarían una vulnerabilidad extrema. La hambruna afectaría a millones en meses.
Newsweek reporta que el consumo de alimentos se controlaría en países menos afectados. Solo Argentina, Brasil, Uruguay, Paraguay, Costa Rica, Guyana, Surinam, Panamá, Guinea, Senegal, Omán, Haití, Australia e Islandia podrían resistir el impacto.
Consecuencias más allá de la agricultura
Una guerra nuclear colapsaría las infraestructuras globales. Las cadenas de suministro se interrumpirían, limitando el acceso a alimentos y agua potable. Esto generaría crisis sanitarias masivas.
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Sin embargo, el estudio de Colorado destaca que las consecuencias indirectas superarían a las directas. La radiación mataría a millones, pero el hambre causaría aún más víctimas. Las tensiones sociales aumentarían exponencialmente.
Los sistemas de salud colapsarían bajo la presión de enfermedades y desnutrición. Los gobiernos enfrentarían desafíos para mantener el orden público. La cooperación internacional sería crucial.
Países resilientes y desafíos globales
Los países mencionados por el estudio tienen ventajas geográficas o agrícolas. Australia e Islandia, por ejemplo, dependerían menos de importaciones. Otros, como Brasil y Argentina, cuentan con tierras fértiles.
Sin embargo, incluso estos países enfrentarían retos. El control estricto de alimentos generaría desigualdades internas. La presión migratoria de zonas afectadas complicaría la estabilidad.
Por eso, el resto del mundo sufriría hambrunas prolongadas. Newsweek estima que miles de millones morirían por hambre en las primeras dos décadas tras un conflicto nuclear.