La Fiesta de la Fruta y de las Flores (FFF), celebrada anualmente en Ambato, rinde homenaje a la reconstrucción de la ciudad tras el devastador terremoto del 5 de agosto de 1949, un sismo de magnitud 6.8 que dejó cerca de 6.000 muertos y 100.000 personas sin hogar en la región interandina del Ecuador. Este evento, conocido como el “Terremoto de Ambato”, motivó a los ciudadanos y al gobierno a trabajar en la recuperación de las zonas afectadas, consolidando un legado de resiliencia.
El epicentro del sismo se localizó en Chacauco, a 20 km al nororiente de Pelileo, en la provincia de Tungurahua, en una falla tectónica al sur del Nido Sísmico de Pisayambo, con una profundidad de 40 km. Las ciudades más afectadas fueron Pelileo (100% de destrucción), Píllaro (90%), Guano (80%) y Ambato (75%), según investigaciones del geólogo José Egred. El área impactada abarcó 1,920 km², extendiéndose a provincias como Cotopaxi, Bolívar, Pichincha y Pastaza.
El terremoto y el dolor
Los efectos incluyeron grietas en el terreno, deslizamientos, derrumbes y licuefacciones, especialmente en La Moya de Pelileo, donde el paisaje cambió drásticamente. La catástrofe dejó pérdidas incalculables. Durante 15 días, Ambato careció de energía eléctrica regular, y sus habitantes vivieron en “chunganas”, carpas improvisadas, por casi 10 meses. Además, 120 heridos graves fueron trasladados por avión a Quito, de los cuales cinco fallecieron.
El sismo se sintió en casi todo el país, marcando un hito como uno de los desastres naturales más graves del siglo XX en Ecuador. El presidente Galo Plaza Lasso lideró la respuesta , declarando: “No hemos perdido nuestro valor. Ni Ambato ni Ecuador llorarán ya más, sino que comenzamos a trabajar”.
El plan del gobierno
Su gobierno creó las Juntas de Restauración de Cotopaxi, Chimborazo y Tungurahua para diseñar un Plan Regulador y ejecutar la reconstrucción. Pelileo, prácticamente arrasada, fue reubicada, aunque con el tiempo se repobló su ubicación original, hoy conocida como Pelileo Viejo.
José Egred, pionero del Instituto Geofísico, documentó los impactos del sismo, destacando fenómenos como el surgimiento de nuevas fuentes termales y la modificación de otras. Sus estudios confirmaron que la región sufrió alteraciones geológicas significativas, algunas de las cuales persisten.
La Fiesta de la Fruta y de las Flores, instituida como un símbolo de renacimiento, exalta el esfuerzo colectivo de los ambateños y su capacidad para superar la tragedia. Cada año, esta celebración atrae a miles de visitantes, consolidando a Ambato como un ejemplo de recuperación y unidad frente a la adversidad. (10)