Un estudio publicado en 2018 en la revista Cell reveló que los Bajau, un pueblo nómada de Filipinas, Malasia e Indonesia, poseen una mutación genética. Esta les permite bucear hasta 13 minutos a profundidades de 60 metros para pescar y recolectar recursos, una habilidad desarrollada por selección natural durante miles de años.
Un estudio publicado en abril de 2018 en la revista Cell por Melissa Ilardo, investigadora del Centro de Geogenética de la Universidad de Copenhague, proporciona las primeras pruebas de que una mutación genética. En el gen PDE10A otorga a los Bajau bazos 50 % más grandes que el promedio, mejorando su capacidad para almacenar oxígeno durante inmersiones prolongadas.
El reflejo de inmersión y el papel del bazo
Cuando una persona sumerge su rostro en agua y contiene la respiración, el cuerpo activa el reflejo de inmersión. Un mecanismo fisiológico que ralentiza el ritmo cardíaco, contrae los vasos sanguíneos y el bazo, optimizando el uso de oxígeno. Mientras la mayoría de las personas pueden aguantar la respiración durante segundos o pocos minutos, los Bajau han llevado esta capacidad al extremo.
Según el estudio de Ilardo, los bazos de los Bajau, incluso en aquellos que no bucean regularmente, son significativamente más grandes que los de los Saluan, un grupo étnico relacionado que vive en la isla principal de Indonesia. Esta diferencia se atribuye a una variante del gen PDE10A, que regula una hormona tiroidea vinculada al tamaño del bazo. En experimentos con ratones, la reducción de esta hormona resultó en bazos más pequeños, lo que refuerza la hipótesis de Ilardo.
El bazo, un órgano que almacena glóbulos rojos oxigenados, se contrae durante la inmersión. Con ello libera oxígeno adicional a la circulación. En los Bajau, un bazo más grande proporciona una mayor reserva de oxígeno, actuando como un “tanque biológico” que les permite permanecer bajo el agua hasta 13 minutos. Además, el estudio identificó otra variante genética, en el gen BDKRB2. Este podría influir en la vasculatura y prolongar las inmersiones, aunque se necesitan más investigaciones para confirmarlo.
Aunque los Bajau habitan el sudeste asiático, el interés por sus adaptaciones genéticas resuena en regiones costeras como Ecuador, donde el buceo y la pesca son actividades clave.

Implicaciones médicas de las adaptaciones Bajau
El estudio de los Bajau no solo arroja luz sobre la evolución humana, sino que tiene implicaciones médicas significativas. El reflejo de inmersión comparte similitudes con la hipoxia aguda, una condición en la que el cuerpo experimenta una rápida pérdida de oxígeno. Esta es común en emergencias médicas y potencialmente mortal. Comprender cómo los Bajau gestionan la hipoxia podría inspirar nuevos enfoques para tratar esta afección en salas de urgencias. Melissa Ilardo destaca que estudiar estas adaptaciones genéticas podría servir como un “laboratorio natural” para investigar la hipoxia y mejorar los tratamientos médicos.
Richard Moon, experto en fisiología extrema de la Universidad de Duke, señala que, además de las adaptaciones genéticas. El entrenamiento regular de los Bajau podría contribuir a su capacidad para soportar la presión en profundidades extremas. La presión del agua a 60 metros puede llenar los vasos pulmonares de sangre, aumentando el riesgo de ruptura en personas no adaptadas. Moon sugiere que la flexibilidad de la pared torácica, el diafr La pared torácica pulmonar podría adaptarse. Podría haber cierta holgura que se desarrolla a medida que entrenas.
Amenazas al estilo de vida Bajau
A pesar de sus habilidades extraordinarias, el estilo de vida de los Bajau enfrenta graves amenazas. Considerados un grupo marginado, los Bajau no gozan de los mismos derechos de ciudadanía que otros habitantes de Filipinas, Malasia e Indonesia. La pesca industrial ha diezmado las reservas de peces en sus áreas tradicionales, dificultando su subsistencia. Como resultado, muchos Bajau han abandonado el mar para establecerse en tierra firme, poniendo en riesgo su cultura y conocimientos ancestrales.
Además, el síndrome de descompresión, causado por ascensos rápidos desde grandes profundidades, afecta a algunos buceadores Bajau, reduciendo su longevidad.
Melissa Ilardo, quien convivió con la comunidad durante sus investigaciones, expresó su preocupación por la posible desaparición de este estilo de vida. “Los Bajau son increíblemente generosos y amables. Me recibieron en sus hogares y compartieron sus vidas conmigo. Sin embargo, los hábitats de arrecifes en los que bucean están agotándose de recursos”, afirmó en una entrevista con Infobae. La falta de apoyo gubernamental y la presión de la modernización amenazan con extinguir una cultura que podría ofrecer valiosas lecciones sobre la salud humana y la adaptación al medio ambiente.
Un legado en peligro
El caso de los Bajau ilustra cómo la selección natural ha moldeado a una población para sobrevivir en condiciones extremas. Pero también subraya la fragilidad de las culturas tradicionales frente a la globalización. Mientras los científicos continúan estudiando sus adaptaciones genéticas, los Bajau luchan por preservar su identidad en un mundo que cambia rápidamente. Cynthia Beall, antropóloga de la Universidad de Case Western Reserve, enfatizó la necesidad de más estudios para cuantificar aspectos como la fuerza de las contracciones del bazo.
En un mundo donde la biodiversidad y la diversidad cultural están en declive, los Bajau nos recuerdan la capacidad del ser humano para adaptarse a los entornos más hostiles. Sin embargo, sin medidas para proteger su forma de vida, sus “superpoderes” genéticos podrían convertirse en un mero capítulo de la historia científica. En lugar de un legado vivo para las generaciones futuras. (27)