La delincuencia y el reciente brote de tos ferina dejan en claro que las escuelas deben seguir
modernizando sus protocolos de seguridad.
Aunque el nuevo ciclo escolar inició hace apenas unos días, los planteles educativos nacionales ya se enfrentan a una serie de amenazas importantes. Desde ataques físicos por parte de grupos criminales, hasta el brote de tosferina que está obligando a los estudiantes a asistir con tapabocas, la situación sería, cuando menos, accidentada.
Si bien es cierto que muchas escuelas se encuentran a la deriva ante lo incierto del panorama actual, lo cierto es que un buen número de unidades educativas han desarrollado preparativos para hacer frente a todo tipo de eventos de riesgo.
Se debe, en parte, a la evolución en las prácticas de seguridad enfocadas en anticipar peligros potenciales, una necesidad que quedó clara hace solo unos años con la llegada de la pandemia del covid-19. Pero, ¿qué se está haciendo realmente a nivel nacional para mejorar la respuesta ante amenazas?
Dependencia tecnológica
Las escuelas están invirtiendo cada vez más en herramientas tecnológicas para potenciar sus medidas de seguridad, incluyendo sistemas de videovigilancia, control de acceso, alarmas inteligentes, detectores de humo, entre otros. Sensores para evitar actividades perjudiciales para la
salud de los estudiantes, como un detector de vapeo, también son cada vez más comunes. Si bien esto trae ventajas importantes en lo que se refiere a la seguridad de las instalaciones, la digitalización también tiene el potencial de crear nuevas amenazas virtuales, por lo que las escuelas deben llevar a cabo un proceso paralelo donde se refuerce la ciberseguridad.
Análisis constante de riesgos
Buena parte de las escuelas también está llevando a cabo una digitalización completa para facilitar el análisis de riesgo, detectando anomalías con mayor anticipación y mejorando la calidad de la respuesta a las amenazas. Estos pueden incluir información tal como el historial de los alumnos, maestros y personal, deterioro de la infraestructura, robos, ataques cibernéticos, variables climáticas, delincuencia en la zona, y mucho más.
Por ejemplo, un incremento en el número de accidentes de tránsito en las zonas adyacentes a la unidad educativa pueden indicar la necesidad de modernizar la señalética, mientras que un aumento en la delincuencia puede requerir de un incremento en la inversión en seguridad.
Las amenazas internas
Si bien buena parte de los riesgos surgen de la mano de agentes externos, las amenazas internas son una realidad innegable. Desde riñas entre compañeros y acoso, hasta el abuso de autoridad por parte de maestros y el personal, son solo algunas de las cosas que pueden representar un riesgo para los estudiantes. Estos peligros no son una novedad para las instituciones educativas, sin embargo, a medida que la
sociedad se enfoca más en la salud mental en las etapas de desarrollo, eliminarlos de raíz se hace cada vez más importante.
Protocolos y formación estricta
Las escuelas modernas deben contar con protocolos estrictos que permitan, no solo prevenir situaciones de riesgo, sino también responder de forma efectiva a los mismos. Esta formación debe extenderse a los alumnos, contando con simulacros continuos que aseguren que estos podrán actuar de manera responsable en caso de emergencia. En situaciones extraordinarias, como el reciente brote de tos ferina, también es esencial contar con protocolos de higiene y seguridad biológica que eviten los contagios dentro de las instalaciones. Si bien estos ya se implementaron durante la pandemia, muchas escuelas relajaron (o eliminaron) las medidas de salubridad, lo que puede fomentar un contagio acelerado.
Canales de comunicación directos
Por último, las escuelas deben crear y fomentar el uso adecuado de canales de comunicación directa entre la administración, el personal, los maestros y los padres, incluyendo a las autoridades locales para agilizar los tiempos de respuesta. Si bien los servicios de mensajería instantánea como WhatsApp son muy populares, es recomendable el uso de plataformas profesionales que permitan un mejor manejo de las
comunicaciones por parte de las autoridades escolares. La seguridad de los estudiantes es uno de los aspectos más demandados por los padres, por lo que las escuelas deben hacer todo lo que esté en su poder para anticipar cualquier posible amenaza. Aunque eliminar los riesgos por completo no es una meta realista, de la mano de tecnologías y metodologías novedosas, es posible disminuirlo tanto como sea posible.