La proliferación de colonias de gatos en Portoviejo, junto con casos de maltrato, tortura y abandono, ha desbordado a los rescatistas, quienes exigen sanciones efectivas y un trabajo conjunto con las autoridades. En una entrevista, Gianna Morales, coordinadora de adopciones de la Fundación Rescate Portoviejo, detalla la situación de los gatos del parque El Mamey y la lucha para frenar este problema en la ciudad.
¿Cuál es la situación actual de los gatos en el parque El Mamey y qué acciones han tomado los rescatistas?
El problema es grave: hay abandono, maltrato y tortura. Elevamos un oficio al alcalde Javier Pincay, con copia al director de Riesgos y al jefe de Fauna Urbana, pidiendo intervención. Propusimos varios puntos, como una audiencia para consensuar acciones, pero el municipio inicialmente se enfocó en reubicar a los 70 gatos de la colonia, algo que consideramos un último recurso. Tras dialogar, acordamos que los gatos se queden en el parque. Los rescatistas seguiremos alimentándolos y cuidándolos, pero necesitamos apoyo de Fauna Urbana para jornadas de desparasitación y vitaminización.
¿Por qué evitar la reubicación?
Los gatos son ferales y están adaptados al parque. Las rescatistas, que los cuidan de su bolsillo, viven cerca. Reubicarlos a un lugar lejano, como Picoazá, complicaría el acceso por transporte y costos.
¿Por qué es tan crítico el caso del parque El Mamey?
Este parque está abandonado, sin control ni vigilancia. No está claro quién tiene la competencia: el municipio dice que solo le corresponde Fauna Urbana, pero el Ministerio del Ambiente y la Prefectura de Manabí también están involucrados. Aquí los gatos sufren crueldades extremas, desde envenenamientos hasta torturas. Pedimos que se presente una denuncia en la Fiscalía para investigar estos casos, como se hizo en Manta, donde se logró una sanción con cárcel por maltrato animal.
¿Cómo se extiende el problema de las colonias en Portoviejo?
No es solo El Mamey. Hay colonias en 10 de Agosto, Los Tamarindos, El Florón, Las Orquídeas, Bahía Río y otros barrios. Hace un par de años no eran tan grandes, pero ahora proliferan rápidamente.
¿Cuál es el impacto de la falta de esterilización?
Una gata puede tener hasta 60 crías al año, y sin esterilización, las colonias crecen descontroladamente. Los rescatistas no damos abasto; alimentamos de nuestro bolsillo, pero no tenemos recursos para atender a todos.
La ordenanza municipal establece sanciones, al igual que el COIP. ¿Qué cree que hace falta para que se apliquen sanciones por maltrato y abandono?
Las sanciones están, pero no hay precedentes. En Portoviejo, casos de envenenamiento o muerte por abandono quedan impunes. La socialización de las normas no es suficiente. Necesitamos que la ciudadanía denuncie con pruebas, como videos o fotos. Si se lograra una sanción ejemplar, se sentaría un precedente y disuadiría a los infractores.
¿Qué dificulta las denuncias ciudadanas?
El miedo a represalias, como agresiones o amenazas, debido a la inseguridad. La gente evita intervenir, lo que limita las acciones legales contra los infractores.
Como rescatistas, ¿ustedes creen que aplicar sanciones es la única opción para frenar el maltrato y abandono animal?
Sí, porque cuando se meten con el bolsillo de la gente, créanme que la gente lo piensa dos veces para cometer algún delito. Entonces, creemos firmemente en que si se sentara un precedente, las cosas cambiarían.
¿Qué soluciones proponen los rescatistas?
Queremos un trabajo articulado con el municipio, la Policía Nacional, el Ministerio del Ambiente e incluso el Ejército si es necesario. Proponemos mesas de trabajo para coordinar acciones, como campañas de esterilización masiva. La esterilización de gatas y la castración de gatos son clave para frenar la proliferación, ya que los machos también generan conflictos y problemas de insalubridad. Además, la ciudadanía debe involucrarse: si ven una gata abandonada, que los barrios se organicen para esterilizarla y dar a sus crías en adopción.
¿Qué papel juega la Fundación Rescate Portoviejo en este contexto?
Somos una de las dos fundaciones legalmente constituidas, junto con Ángeles Silenciosos, pero contamos con muchos voluntarios en los barrios. No tenemos un registro exacto de gatos en situación de calle porque nos faltan recursos. Este problema es nacional, visible en redes sociales. Por eso insistimos en la conciencia ciudadana: esterilizar, adoptar y denunciar son las únicas formas de avanzar.