La Torre Eiffel es un lugar que inevitablemente se tiene que visitar si se hace turismo en la capital francesa, París. Sin embargo, en 1912 un inventor y sastre llamado Franz Reichelt probó un prototipo de paracaídas hecho por él mismo.
Se lanzó desde una plataforma a 57 m de altura y, ante la mirada de curiosos y las cámaras en blanco y negro, murió. Fue la primera persona que falleció probando este dispositivo de seguridad para aeronautas, y lo hizo en el emblemático lugar del romance. El primer descenso exitoso lo realizó el francés Louis-Sébastien Lenormand en 1783 con ayuda de una sombrilla reforzada con madera, a una altura de 26 m desde una torre que servía de observatorio astronómico.
Los paseos en globos aerostáticos atados a una canasta impulsaron ideas para crear una herramienta que protegiera la vida de los ocupantes. Así, el oficial aeronauta André-Jacques Garnerin logró el primer descenso a gran altura (900 m) en una góndola atada a un paracaídas, después de que esta se desprendiera de su globo con el fin de poner a prueba el dispositivo. Esto ocurrió en 1797.
A inicios del siglo XIX, cuando Rusia todavía era Imperio ruso, las demostraciones de pilotos en anticuadas naves de combate atrajeron la atención de un apasionado músico y artista llamado Gleb Kotelnikov, quien tuvo la idea de un modelo de una tolva que se abría arrastrada por la fricción del aire y contenida en una mochila. Con su propio dinero y años de prueba patentó el diseño y funcionamiento del paracaídas moderno. Irónicamente, fue el mismo año en que Reichelt fallecía trágicamente (1912). Incluso el video puede ser visto en YouTube. Su diseño tuvo éxito en una demostración para el frenado de vehículos y aeronaves de prueba sometidas a grandes velocidades mediante tolvas atadas en la parte trasera del vehículo.
En las siguientes décadas, su uso tendría mayor relevancia con las guerras y la necesidad de escuadrones de paracaidistas que ingresaban en territorio de conflicto, para la descarga de contenedores de carga desde el aire y para el descenso de las primeras sondas en ingresar en una atmósfera de otros planetas, como fueron las sondas Venera en Venus, o para recuperar el módulo del Apollo 11 que retornó a la Tierra después de todos los percances para llegar a la Luna y darse un chapuzón en el océano.
Recientemente, el hombre que rompió la velocidad del sonido, alcanzando 1.357,64 km/h en caída libre desde 39 km de altura, un 14 de octubre de 2012, murió realizando paracaidismo con motor en julio del presente año. Su nombre es Felix Baumgartner.
Esta práctica también se hace de manera deportiva, como el parapentismo, con ayuda de un motor o del viento a favor, como se puede ver en la ciudad de Quito, por el sector de Iñaquito, o en las playas de Crucita, donde también se puede practicar para quienes gustan del paisaje de mar. Así que, si deseas hacerlo, procura que sea con profesionales y buenos equipos.