El cáncer de pulmón ya no es exclusivo de los fumadores. Factores invisibles como la contaminación urbana, el humo de leña o la exposición a ciertos químicos están multiplicando el riesgo, incluso en personas que nunca encendieron un cigarrillo.
Diego Maldonado, especialista en neumología de Cleveland Clinic, hace un llamado de atención sobre las señales tempranas de la enfermedad que, por ser comunes en otras afecciones respiratorias, suelen ser ignoradas o mal interpretadas en Latinoamérica.
En Ecuador, expertos en salud pública advierten que el perfil del paciente con cáncer pulmonar ha cambiado en la última década. “Estamos viendo diagnósticos en personas jóvenes, mujeres y habitantes de zonas rurales sin antecedentes de tabaquismo. Esto nos obliga a replantear la prevención”, señala la neumóloga Mariuxi Loor, especialista en enfermedades respiratorias.
Factores de riesgo emergentes para los pulmones
Más allá del tabaco, la ciencia ha identificado nuevos enemigos silenciosos que están impactando en la salud pulmonar de millones de personas en América Latina y el mundo:
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Contaminación ambiental (PM2.5): partículas microscópicas presentes en el aire de grandes ciudades, capaces de penetrar hasta los alveolos pulmonares y provocar inflamación crónica.
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Humo de leña: común en zonas rurales, especialmente en hogares que cocinan o se calientan sin ventilación adecuada. Sus toxinas están asociadas a mutaciones celulares que favorecen el desarrollo de cáncer.
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Exposición ocupacional: trabajos en minería, construcción, astilleros o industrias químicas que involucran contacto con asbesto, radón u otros carcinógenos sin equipos de protección adecuados.
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Predisposición genética: antecedentes familiares de cáncer pulmonar aumentan la probabilidad, incluso en ausencia de factores ambientales fuertes.
Contaminación y cáncer: una amenaza urbana creciente
La Organización Mundial de la Salud clasifica a las partículas PM2.5 como un carcinógeno del Grupo 1, es decir, con evidencia suficiente para causar cáncer. En ciudades como Ciudad de México, Bogotá o Quito, los niveles de estas partículas superan con frecuencia los límites recomendados, exponiendo a millones de personas a un riesgo constante.
Según expertos, “vivir en una ciudad con alta polución equivale, en términos de riesgo pulmonar, a fumar de forma pasiva todos los días”.
En comunidades rurales, el uso de leña para cocinar o calefaccionar sin chimeneas ni extractores multiplica la exposición a compuestos tóxicos. Mujeres y niños son los más afectados, ya que pasan más tiempo en espacios cerrados donde se acumula el humo. Estudios regionales han vinculado esta exposición a tasas elevadas de cáncer de pulmón en zonas sin consumo de tabaco.
Síntomas que suelen pasar desapercibidos
Detectar el cáncer de pulmón en fases tempranas es un reto, ya que los síntomas iniciales se confunden fácilmente con otras afecciones respiratorias, señala Maldonado:
– Tos persistente: Frecuentemente atribuida a bronquitis o infecciones.
– Dificultad para respirar: Puede parecer asma o EPOC.
– Dolor torácico: Suele confundirse con molestias musculares o cardíacas.
– Hemoptisis (sangrado al toser): Aunque es más específica, se puede asociar erróneamente a infecciones pulmonares.
La similitud de estos síntomas con enfermedades comunes retrasa el diagnóstico, lo que reduce las probabilidades de un tratamiento exitoso, recalca el especialista.
Protección laboral y conciencia genética
Profesiones como la minería, construcción o demolición enfrentan riesgos adicionales por la inhalación de fibras de asbesto o gases como el radón. El uso de mascarillas especializadas, ventilación adecuada y controles ambientales son medidas indispensables para reducir el impacto. Además, quienes tienen familiares diagnosticados con cáncer de pulmón deberían considerar evaluaciones médicas periódicas, incluso sin síntomas, ya que la predisposición genética puede acelerar la aparición de la enfermedad.
La evidencia es clara: el cáncer de pulmón no discrimina por hábitos, sino por exposición. Identificar y controlar estos enemigos silenciosos es clave para salvar vidas. La prevención debe ir más allá del combate al tabaco e incluir políticas contra la contaminación, mejoras en la calidad del aire doméstico y protección laboral efectiva.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que en 2025 unos 20,3 millones de personas serán diagnosticadas con cáncer a nivel mundial, con el cáncer de pulmón como el más letal. Además, se calcula que 1 de cada 5 personas enfrentará esta enfermedad en algún momento de su vida y que aproximadamente 1 de cada 9 hombres y 1 de cada 12 mujeres morirán a causa de ella.