La lista de los carros más caros del mundo reúne modelos nuevos que impresionan por sus precios millonarios, ediciones reducidas y detalles artesanales imposibles de ver en un vehículo común. Marcas como Rolls-Royce, Bugatti, Pagani, Ferrari y Lamborghini lideran este mercado en el que cada unidad puede costar desde $3 millones hasta superar los $30 millones.
¿Por qué estos carros son tan caros?
El precio de estos modelos no depende solo del motor o la marca, sino de tres elementos principales. El primero es la artesanía, ya que muchos son fabricados totalmente a mano, con pintura hecha por especialistas y acabados que incluyen maderas exóticas, fibra de carbono, titanio o diamantes incrustados.
El segundo factor es el rendimiento, con motores que superan los 600 caballos de fuerza y, en algunos casos, alcanzan más de 1.800 CV, lo que les permite llegar a velocidades cercanas a los 500 km/h. El tercer elemento es la exclusividad, porque no son modelos de producción masiva, sino series de 3, 10, 40 o 99 unidades. Incluso existen los llamados one-off, que son ejemplares únicos fabricados para un cliente.
Rolls-Royce y Bugatti, los líderes del hiperlujo
La marca británica Rolls-Royce encabeza la lista con el Droptail, un descapotable de lujo cuyo precio estimado es de $33 millones. Se trata de una obra hecha a medida, con interiores personalizados y maderas seleccionadas. Otro modelo de la firma es el Boat Tail, inspirado en los yates clásicos, que incluye un set de picnic en la parte trasera y cuesta alrededor de $25,3 millones.
En el caso de Bugatti, uno de los modelos más destacados es el La Voiture Noire, que se vendió en $12,1 millones. Este carro rinde homenaje al histórico Type 57 SC Atlantic y está impulsado por un motor W16 de 1.500 CV. Otro ejemplo es el Chiron Profilée, un modelo único que alcanzó $10,8 millones en subasta, con un diseño aerodinámico especial y alerón en forma de “cola de pato”.

El fabricante italiano Pagani es otro de los grandes nombres en esta lista. El Zonda HP Barchetta, limitado a tres unidades, se ha valorado en alrededor de $17 millones, gracias a su motor V12 atmosférico de 800 CV y una carrocería con parabrisas mínimo.
El Huayra Codalunga, con solo cinco ejemplares, cuesta $7,7 millones y combina un motor V12 biturbo de 840 CV con un diseño inspirado en los prototipos de los años sesenta. Otro modelo, el Huayra Imola, cuesta $5,5 millones y se distingue por su aerodinámica pensada para circuito.
Ferrari, Lamborghini y la innovación híbrida
En el terreno híbrido aparece el Bugatti Tourbillon, que suma un motor V16 a tres eléctricos, para un total de 1.800 CV. Su precio bordea los $4 millones. También está el Ferrari F80, con un sistema híbrido que alcanza los 1.200 CV y cuesta $3,9 millones, en una producción limitada a 799 unidades. Por su parte, el Lamborghini Sián, con 819 CV gracias a un sistema de supercondensadores, tiene un precio de $3,6 millones y fue el primer híbrido de la firma italiana.
El GMA T.50S Niki Lauda, con solo 25 unidades fabricadas, cuesta $3,9 millones y se distingue por su ventilador trasero que genera efecto suelo, además de un motor que alcanza hasta 735 CV en un peso de apenas 852 kilos. El Koenigsegg CC850, con 1.405 CV, también entra en esta lista con un valor de $3,8 millones y una caja de cambios innovadora que combina modo automático y manual.
Otro ejemplo es el Bugatti Chiron Super Sport 300+, un modelo de 30 unidades que cuesta $3,8 millones y es conocido por superar los 490 km/h en pruebas realizadas por la marca.

Carros, de los videojuegos a la pista
El McLaren Solus GT, inspirado en un prototipo digital, cuesta $3,4 millones y acelera de 0 a 100 km/h en menos de 2,5 segundos. El Pagani Utopia Roadster, con un precio de $3,4 millones, ofrece 863 CV y un chasis rediseñado para mantener rigidez sin aumentar el peso. Finalmente, el Aston Martin Valkyrie, considerado un Fórmula 1 para la calle, tiene un costo de $3,3 millones y entrega 1.160 CV, en una producción de 150 unidades.
Estos carros suelen agotarse incluso antes de salir al mercado, y en reventa alcanzan cifras aún más altas. Muchos no están homologados para circular en todas partes y requieren permisos especiales. Además, la personalización eleva los costos en cientos de miles de dólares, lo que confirma que son piezas de colección más que simples medios de transporte (21).