La industria avícola de Ecuador atraviesa una sobreoferta. Así lo indica un avicultor de la provincia de Santo Domingo de los Tsáchilas. Produciendo 12,000 pollos semanales, enfrenta precios bajos, altos costos y competencia para mantener su negocio de 25 años, reflejando los retos de las 157 granjas de la región.
El sector avícola de Santo Domingo enfrenta un mercado volátil, El avicultor Javier Bastidas reporta una sobreoferta de cuatro semanas que redujo los precios del pollo de 75 centavos a 60–65 centavos por libra, obligando a los productores a vender con pérdidas. Este exceso, combinado con menor consumo durante Semana Santa y el regreso a clases, tensiona las finanzas. El salario básico de $450–$470 limita el gasto familiar, reduciendo la demanda de pollo, la proteína más asequible del país.
Además, los costos de alimentación representan una carga significativa. Los productores compran alimento balanceado a base de maíz y soya semanalmente, con precios que fluctúan según la disponibilidad de granos locales e importados. Un saco de 50 libras cuesta $28–$30, y las granjas grandes requieren hasta 700 sacos semanales, generando gastos operativos considerables.
Sobreoferta del pollo y dinámicas de mercado
La crisis de sobreoferta resalta los desafíos de comercialización. Bastidas señaló que los compradores rechazan pollos por defectos menores durante períodos de exceso, obligando a los productores a vender rápidamente para evitar mayores pérdidas. Con 20 millones de pollos consumidos mensualmente a nivel nacional, las granjas de Santo Domingo producen millones, principalmente para Quito. Sin embargo, cuando la oferta supera la demanda, productores pequeños y medianos como Bastidas, que venden 12,000 pollos semanales, enfrentan riesgos financieros significativos.
Las grandes corporaciones agravan este problema. Empresas como Corproavic, que producen 150,000 pollos semanales, dominan el mercado, presionando a las granjas más pequeñas. Supermercados como Supermaxi y Grupo Rosado abastecen desde sus propias granjas, limitando oportunidades para productores independientes, aunque las regulaciones garantizan 10% de espacio en estanterías para marcas diversas.
Costos de producción e infraestructura
Mantener la rentabilidad requiere equilibrar costos y calidad. La granja de Bastidas opera de manera tradicional, evitando la inversión de $250,000 necesaria para galpones automatizados que alojan 32,000 aves. Estas instalaciones modernas controlan factores ambientales, mejorando la eficiencia. Sin embargo, los altos costos iniciales disuaden a los pequeños productores, que dependen de sistemas manuales y enfrentan ineficiencias durante climas adversos.
Además, las medidas sanitarias preventivas incrementan los gastos. Los productores vacunan pollitos contra enfermedades como Marex y Newcastle en incubadoras, con refuerzos en campo que aseguran bioseguridad. Estas prácticas, aunque esenciales, elevan los costos operativos, especialmente durante períodos de precios bajos.
Estrategias para mitigar desafíos en Santo Domingo
Para sobrevivir, los avicultores adoptan estrategias de reducción de costos. Bastidas recicla gallinaza como fertilizante orgánico, vendiéndola a plantaciones para cultivos como plátano y ajo, generando ingresos adicionales. También mantiene una producción conservadora de 12,000 pollos semanales, evitando la sobreexpansión para gestionar riesgos de mercado. De cara al futuro, planea pasar a la comercialización, utilizando su red de distribución para vender pollos de otras granjas.
El apoyo gubernamental a través de Agrocalidad respalda la industria. Los registros anuales y el monitoreo de enfermedades previenen brotes, asegurando seguridad del producto. Sin embargo, Bastidas señaló que los pequeños productores necesitan más apoyo para competir con grandes empresas que emplean tácticas agresivas.
Perspectivas futuras en medio de la incertidumbre
El futuro de la industria depende de la adaptabilidad. Bastidas prevé que en 5–10 años, los productores sin mejoras tecnológicas saldrán del mercado. La reciente exportación de pollo a las Bahamas, iniciada hace seis meses, ofrece potencial de crecimiento, aunque los datos de volúmenes no están disponibles. Mientras tanto, la recuperación económica y patrones de consumo estables determinarán la resiliencia del sector.
Por ahora, productores como Bastidas confían en su experiencia y conocimiento del mercado para superar las crisis. Su consejo a nuevos avicultores enfatiza la información y la escala, advirtiendo que la producción inconsistente genera pérdidas durante caídas de precios. Mantener un colchón financiero permite a los productores resistir hasta que la demanda se recupere.