Era bartender en su país, pero en Ecuador vive entre piedras frente al mar
Juan Pereira vive frente al mar, no paga alquiler ni servicios básicos, pero no es la vida que quisiera tener.
Él es un venezolano que salió de su país en busca de mejores días para su familia.
En Ecuador no le ha ido tan bien y por ello ha buscado refugio en la playa de Los Esteros, en Manta, debajo de unas piedras, frente al inmenso mar.
Allí descansa cuando no está recolectando material para vender en las recicladoras.
En Venezuela era bartender, trabajaba preparando los más deliciosos cocteles, pero su vida como la de muchos de sus compatriotas se puso difícil y por ello tuvo que migrar.
Aquí no ha tenido la oportunidad de demostrar su talento, pero ansía que muy pronto su suerte cambie.
Mientras, a diario recorre las calles de la ciudad en busca de ese tesoro que muchos llaman basura.
Pereira dice que cuando logra reunir diez o quince dólares se los envía a su familia en Colombia.
Ellos están en ese país y espera que muy pronto puedan reencontrarse.
Vivir en aquellas piedras dice que se ha convertido en una historia que le contará a sus hijos cuando los vea.
Y es que no hay otra cosa que añore más que abrazarlos y besarlos.
“Yo no me quiero imaginar el día que los vea, ese día sí lloraré, pero de la alegría”, mencionó.
Él ansía no solo verlos a ellos sino también a su esposa, madre y hermana.
La pena a veces lo embarga, dijo, pero en vez de ponerse a pensar en ello mejor sale a trabajar.
Mencionó que cuenta con la ayuda de varias personas que ya lo conocer y le apartan cartones, botellas y otros materiales de reciclaje.
El hombre no tiene horario de trabajo, sale a recorrer durante el día y en las madrugadas.
Se siente contento porque lo que consigue lo hace de una manera honrada, aseguró.
Espera que el día de su suerte llegue pronto para poder vivir más cómodamente. Con la misma vista del mar, quizás, pero sobre una cama con un colchón suave.
Mencionó que si alguien le quiere dar la oportunidad de un trabajo puede encontrarlo en la que por ahora se ha convertido en su casa, debajo de las piedras, en la playa.
Aquí su historia:
