Este viernes, el barrio de Wilson Street, en Jacksonville, amaneció con olor a caucho nuevo y a guisado de pollo. Pero también con algo más profundo: el testimonio de una hermandad que ha cruzado fronteras y levantado negocios. La inauguración de la segunda nueva llantera de “El Primo” no fue solo un hito para Clever Aníbal Changoluisa Pujos, sino también para su hermana Miriam, quien ha estado a su lado en cada engranaje, cada decisión, cada sueño.
Miriam, ambateña como su hermano, conoce bien lo que significa comenzar desde abajo. “Yo he estado desde el primer taller, desde que él apenas tenía herramientas y muchas ganas”, dice. En esta nueva llantera —ubicada en el 2105 de Wishart Street— también está su huella. Desde la organización del evento hasta el menú que se sirvió, su toque fue inconfundible.
Y es que la celebración no fue cualquier cosa. Mientras las máquinas nuevas brillaban y los mecánicos hacían demostraciones, el corazón de la fiesta latía en las mesas de comida: un guisado de pollo al estilo ambateño que Miriam cocinó con esmero y arroz con camarones manabita que hizo honor a los sabores de la costa ecuatoriana. “La comida también cuenta una historia”, confesó entre risas mientras servía.
Un día de fiesta comunitaria
La jornada comenzó desde temprano. A las 8 a.m., los primeros clientes ya esperaban su turno para cambiar llantas, revisar frenos o simplemente felicitar a los hermanos Changoluisa. A las 2 p.m. se rifaron juegos de llantas y se repartieron regalos. Hubo música y una pista improvisada que no dio tregua.
“Estamos muy contentos que estamos creciendo. Hemos estado trabajando juntos y estamos saliendo adelante”, dice Miriam.
Un acto de fe y gratitud
Pero entre aplausos y abrazos, hubo también espacio para el recogimiento. Un sacerdote bendijo el local, en una ceremonia sencilla pero cargada de significado. Miriam se mantuvo cerca de su hermano todo el tiempo, discretamente, pero sin soltar el timón. “Este negocio también lleva mis manos, mi fe y mis desvelos”, dice sin necesidad de alzar la voz.
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Clever, por su parte, no escatima en gratitud. “Todo esto no lo he hecho solo. Miriam ha estado conmigo desde el principio, incluso cuando ni yo mismo creía que íbamos a llegar tan lejos”, dijo emocionado.
Mucho más que una llantera
La nueva llantera, más amplia, moderna y equipada con maquinaria de alta gama, ofrecerá además financiamiento en llantas y rines, con horarios extendidos de 6 a.m. a 10 p.m., pensado en quienes trabajan hasta tarde. Pero quizás el verdadero diferencial de este negocio no esté en su maquinaria, sino en su historia.
Porque “El Primo” no es solo Clever. Es también Miriam. Es Ambato. Es Manabí. Es esa mezcla de trabajo, sazón y familia que hace que una nueva llantera se convierta en un símbolo de comunidad. Y en cada vuelta de tornillo, en cada cliente satisfecho, hay una mujer que ha sabido estar sin querer brillar, pero que brilla igual.