En Chamucame Adentro, el sonido de una perforadora no solo abre la tierra: abre también la esperanza de más de 100 familias que, tras años de ver secarse sus cultivos, ahora ven brotar soluciones concretas para enfrentar la sequía.
Con el objetivo de garantizar el acceso sostenible al recurso hídrico para fines agrícolas, la Prefectura de Manabí construye diez pozos someros en esta comunidad, históricamente golpeada por la sequía.
Federico Bravo, agricultor de la zona, no oculta su entusiasmo: “La temporada seca se acerca, especialmente entre septiembre y noviembre, pero gracias a estos pozos ahora podremos asegurar el riego de nuestros cultivos”. Este testimonio refleja el impacto inmediato que genera la obra entre quienes dependen directamente del campo para subsistir.
Pozos que riegan esperanza
Hasta ahora, cinco pozos ya están terminados, uno se encuentra en perforación y cuatro más serán construidos en las próximas semanas. La intervención está a cargo de la Dirección de Riego y Recursos Hídricos de la prefectura. Esta iniciativa es parte de una estrategia para enfrentar el estiaje con soluciones técnicas.
Según Eduardo Parrales, técnico operativo del proyecto, esta acción responde a tres objetivos clave:
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Fortalecer la seguridad hídrica rural.
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Incrementar la resiliencia productiva de las familias campesinas.
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Garantizar la continuidad agrícola en épocas críticas.
Cada pozo tiene una profundidad promedio de 18 metros, suficiente para captar agua subterránea destinada a sistemas de riego parcelario y pequeñas actividades ganaderas o avícolas.
Relevancia de los pozos en zonas rurales de Manabí
Según la Prefectura de Manabí, la obra también responde a una priorización territorial. Toma en cuenta comunidades con alto índice de vulnerabilidad y escasa infraestructura de riego. En esos territorios, donde las lluvias son cada vez más erráticas, las soluciones hídricas deben adelantarse al problema.
Desde la institución asegura que estas intervenciones no solo benefician a corto plazo, sino que forman parte de una política de desarrollo rural sostenible. “No es solo cavar un pozo, es garantizar que el agua no falte cuando más se la necesita”, recalcan.
Los pozos someros son excavaciones de poca profundidad —generalmente de entre 10 y 20 metros— que permiten acceder al agua subterránea más cercana a la superficie. En zonas rurales como las de Manabí, donde la infraestructura hídrica es limitada y las lluvias algunas veces se vuelven más irregulares, representan una solución práctica y de bajo costo para abastecer cultivos, animales y hasta necesidades domésticas básicas. Su construcción fortalece la soberanía alimentaria, reduce la dependencia del clima y permite a los pequeños productores continuar sembrando incluso en época de sequía.