Este domingo 17 de agosto, los ciudadanos de Bolivia acuden a las urnas para elegir al nuevo presidente y renovar el legislativo en unas elecciones cruciales.
El Movimiento al Socialismo (MAS), que dominó la política durante casi dos décadas, enfrenta una crisis interna que debilita sus opciones. Las luchas fratricidas entre facciones han roto la unidad del partido fundado por Evo Morales.
Ocho aspirantes a la presidencia de Bolivia
Ocho candidatos, todos hombres, compiten por suceder al presidente Luis Arce, quien renunció a su reelección en mayo para evitar divisiones. Arce, tras meses de tensiones públicas con Morales, afirmó: «No seré un factor de división», respaldando a Eduardo del Castillo como candidato del MAS. Morales, por su parte, cuestiona la legitimidad de los comicios y pide el voto nulo.
A finales de junio de 2024, un intento de golpe de Estado por parte de las Fuerzas Armadas evidenció la desunión de la izquierda. Morales calificó el suceso como un autogolpe, aunque no hay pruebas que lo sustenten, agravando las tensiones internas. Desde entonces, la ruptura entre las facciones del MAS se ha profundizado irreversiblemente.
Dos conservadores lideran las encuestas
Los sondeos anticipan una derrota significativa para la izquierda, con Eduardo del Castillo obteniendo una intención de voto irrelevante. Los favoritos son los conservadores Samuel Doria Medina, empresario destacado, y Jorge ‘Tuto’ Quiroga, expresidente por un año tras la salida de Hugo Banzer. Ambos candidatos rondan el 20 por ciento de apoyo en las encuestas.
Doria Medina mantiene una ligera ventaja sobre Quiroga, pero ningún candidato alcanzará el umbral para evitar una segunda vuelta, prevista para el 19 de octubre. La Constitución de 2009 establece esta ronda si nadie obtiene más del 50 por ciento o el 40 por ciento con diez puntos de ventaja. Esta será la primera vez que Bolivia enfrente esta situación electoral.
Andrónico Rodríguez, presidente del Senado y candidato de Alianza Popular, representa la principal opción de izquierda, pero su apoyo ha caído por debajo del 10 por ciento. A sus 36 años, Rodríguez pide la unión de los votantes de izquierda, aunque el voto nulo impulsado por Morales podría perjudicarlo. Los sondeos estiman que un 14 por ciento de electores optará por esta vía.
Retos económicos y sociales
Luis Arce ha prometido una transición pacífica, asegurando que entregará el poder al ganador, «sin importar quién es», para consolidar la democracia. Aunque considera a Del Castillo una «gran opción», se enorgullece de haber preservado la estabilidad democrática desde 2020, cuando ganó con más del 55 por ciento. Su gobierno, sin embargo, deja un país con desafíos significativos por delante.
Casi la mitad de los niños bolivianos viven en pobreza, según la ONU, mientras la economía enfrenta serias dificultades, con un crecimiento del PIB de solo 0,73 por ciento en 2024. La inflación, que alcanzó casi el 10 por ciento, ha mermado el poder adquisitivo, alejando a Bolivia de su pasado como motor económico regional. El próximo presidente heredará un panorama complejo.
Alrededor de un tercio de los votantes se inclina por el voto en blanco, el nulo o permanece indeciso, reflejando la apatía hacia los candidatos. La polarización política y la fragmentación de la izquierda marcan un punto de inflexión en estas elecciones. Bolivia se prepara para un cambio que podría redefinir su rumbo político y económico.