Durante la presentación de Die, My Love en el Festival de Cannes 2025, Jennifer Lawrence abrió su corazón al hablar de su experiencia como madre. La actriz de 34 años confesó haber enfrentado un periodo de intensa ansiedad y depresión posparto tras el nacimiento de su primer hijo en 2022. En una conferencia el 18 de mayo en Cannes, Francia, relató sentirse “como un alienígena”, reflejando el impacto emocional de una maternidad poco idealizada, con la intención de visibilizar los desafíos psicológicos que muchas mujeres atraviesan en silencio.
En Die, My Love, dirigida por Lynne Ramsay, Lawrence interpreta a una mujer que atraviesa una severa crisis emocional después del nacimiento de su bebé. Basada en la novela homónima de Ariana Harwicz, la película se sumerge en la oscuridad mental del posparto, y pone sobre la mesa temas como la pérdida de identidad, la angustia y el deseo de evasión.
«Cuando leí el guion por primera vez, sentí un nudo en el estómago», dijo Lawrence. «Sabía que este papel me confrontaría con partes de mí misma que había intentado evitar«. La producción, rodada en escenarios agrestes del sur de Francia, se caracteriza por una atmósfera íntima y una narrativa que bordea el realismo psicológico.
Lawrence vio un espejo de su experiencia real
Convertirse en madre en 2022 fue un antes y un después para la protagonista de Los Juegos del Hambre. Aunque Lawrence poco hablaba de su vida privada, en Cannes reconoció que la experiencia la llevó “a tocar fondo”. En sus propias palabras: “Me sentía como un alienígena en mi propio cuerpo. La gente me decía que era lo más hermoso del mundo, pero yo estaba rota por dentro. No sabía si eso era normal, y eso me asustaba”.
Esta vulnerabilidad ha resonado con muchas mujeres en redes sociales. En X, la usuaria @sofia_teran comentó: “Gracias, Jennifer, por hablar de lo que nadie se atreve. Ser madre también es sentirse perdida”.
Un retrato crudo pero necesario
Die, My Love no suaviza su mensaje. A través del personaje de Grace, vemos los extremos de una mente afectada por una depresión posparto sin diagnóstico ni acompañamiento. Jennifer Lawrence confesó que, durante el rodaje, revivió emociones que creía superadas. “Hubo escenas que me dejaron llorando en el camerino. Era como volver a vivir lo que sentí en esos meses oscuros”.
Lawrence no busca conmiseración, sino diálogo. “No soy la única. Pero sé que si yo me sentí así, muchas también. Lo mínimo que puedo hacer es no callarme”, dijo al cierre de la rueda de prensa.
¿Un nuevo giro en su carrera?
Después de un periodo de relativo silencio en el cine comercial, Lawrence parece reencontrar una nueva dirección artística. Die, My Love no solo marca su debut como productora ejecutiva, sino también como intérprete dispuesta a arriesgar emocionalmente. La crítica y el público coinciden: su madurez actoral brilla en esta etapa de vida donde la maternidad, lejos de ser decorado, es el conflicto central.