En San Eloy, entre ceibos centenarios, Isabel Palma, de 57 años, reflexiona sobre su vida. Su compromiso y lucha social por los derechos de los niños han marcado su trayectoria, liderando cambios profundos con pasión y amor por Manta.
Con entusiasmo y cicatrices de años de batalla, Isabel narra su historia. Nacida en el barrio La Victoria, estudió en la escuela Fe y Alegría, colegio Tarqui y 5 de Junio. En la Uleam se formó como abogada, consolidando su vocación por la justicia social.
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Además, su sed de conocimiento la llevó a obtener títulos en Gerencia Social y maestrías en Gestión Ambiental y Trabajo Social. En Guayaquil, estudió Promoción Popular, fortaleciendo su capacidad para liderar procesos comunitarios con impacto duradero.
Desde joven, Isabel destacó en luchas sociales. Participó en el Movimiento Popular Democrático y fundó la Unión de Barrios, donde fue secretaria por una década. “El compromiso de construir una nueva sociedad siempre me motivó”, afirma con firmeza.
Una marcha realizada en Brasil la inspiró en la erradicación del trabajo infantil
En 1996, la Marcha Mundial por la Erradicación del Trabajo Infantil inspiró su activismo. Junto a Balvina Moreira, Joaquina Gil y Tatiana Zambrano, formó un comité local para rescatar a niños de basurales y trabajos nocturnos en Manta.
Por su parte, en 2004, UNICEF contrató a DYA Desarrollo y Autogestión, donde Isabel intensificó su lucha por los derechos de los niños. En 2005, rescataron a 84 niños de basurales y 191 del trabajo nocturno, logrando una ordenanza municipal contra el trabajo infantil.
Asimismo, desde 2019, Isabel integra el Colectivo de Mujeres Juana la Avanzadora, uniendo a mujeres venezolanas y ecuatorianas en sororidad. Celebra la apertura de la carrera de Sociología en la Uleam, esencial para comprender la sociedad.
Finalmente, Isabel sigue siendo un faro de resistencia. Su vida, tejida con liderazgo y amor por los derechos humanos, inspira a Manta. Su legado demuestra que la lucha social transforma comunidades y forja un futuro más justo.