En Santo Domingo, la Empresa Ganaderos del Ecuador (ASOGAN) implementó desde 2023 el «Martillazo«, un sistema de subastas que conecta directamente a productores con compradores, eliminando intermediarios. Este proceso busca transparentar precios y aumentar las ganancias de los ganaderos, inyectando millones de dólares a la economía del país.
Orígenes del ‘Martillazo’ en la ganadería ecuatoriana
La Empresa Ganaderos del Ecuador, conocida como ASOGAN, nació en noviembre de 2021 como una asociación sin fines de lucro. Tres años y medio después, en 2023, se convirtió en una sociedad anónima simplificada (S.A.S.), regulada para generar impuestos al Estado. Según Jorge Washington Moyano, gerente general, el objetivo sigue siendo beneficiar a los ganaderos y al país. El «Martillazo«, un eslabón clave de ASOGAN, surgió para formalizar la comercialización de ganado, un sector históricamente dominado por negociaciones informales. Este sistema de subastas, inspirado en modelos colombianos, comenzó a operar en Santo Domingo y Esmeraldas.
La transición de asociación a empresa permitió a ASOGAN profesionalizar sus operaciones. Mientras la asociación trabajaba sin fines de lucro, la empresa ahora aporta al fisco y busca crecer como negocio. El «Martillazo» es el resultado de esta evolución, diseñado para ofrecer seguridad y transparencia en las transacciones ganaderas, según Moyano. Desde su implementación, ha manejado 150 reses por subasta semanal, un aumento significativo desde las 20-30 cabezas iniciales.
Además, el «Martillazo» ha formalizado el mercado ganadero al exigir facturación y guías de movilización, requisitos que garantizan trazabilidad y contribuyen al sistema tributario. Este enfoque ha posicionado a ASOGAN como pionera en Ecuador, siendo la única empresa ecuatoriana que opera este modelo frente a competidores extranjeros, se indicó.

Impacto económico del ‘Martillazo’
El «Martillazo« ha transformado los precios del ganado en Ecuador. Según Moyano, antes de su implementación, una vaca se vendía a 60 centavos por libra. Hoy, los precios oscilan entre 80 centavos y un dólar, dependiendo de la calidad, lo que representa un incremento del 20%. Este aumento se traduce en $100 a $120 adicionales por animal, beneficiando directamente a los ganaderos. Con un estimado de 4 millones de cabezas de ganado en el país, el impacto económico es considerable, inyectando millones de dólares al sector.
La eliminación de intermediarios es clave en este proceso. Tradicionalmente, el ganado pasaba por tres manos antes de llegar al consumidor final, reduciendo las ganancias del productor en $150 por animal. El «Martillazo» conecta a ganaderos con compradores mayoristas, como supermercados, asegurando precios justos. Las subastas, realizadas cada jueves en Santo Domingo y quincenalmente en Esmeraldas, han alcanzado las 100 ediciones, consolidando su aceptación.
Por otro lado, la subasta digital de ASOGAN permite a compradores nacionales e internacionales participar en tiempo real. Actualmente, entre 20 y 40 personas se conectan virtualmente por evento, incluyendo ganaderos del Oriente ecuatoriano y hasta de Estados Unidos. Esta tecnología refuerza la transparencia, ya que los precios son públicos y los reportes detallan pesos y valores de cada lote, dijo Moyano.
Desafíos y aceptación
La implementación del «Martillazo» no estuvo exenta de obstáculos. Inicialmente, los ganaderos mostraron desconfianza, acostumbrados a negociaciones directas con comerciantes. Además, ASOGAN enfrentó boicot por parte de intermediarios que veían amenazado su modelo de negocio. Sin embargo, la empresa ha ganado credibilidad, sumando 300 proveedores de ganado, de los cuales el 50% proviene de Santo Domingo y el resto de sectores como Manabí.
La transparencia del «Martillazo» es un pilar fundamental. Los ganaderos reciben el pago en 72 horas laborables, independientemente de si el comprador salda su deuda con ASOGAN. Asimismo, la empresa asume la responsabilidad total por los animales una vez recibidos, cubriendo pérdidas por muerte o accidentes. Estos factores han incrementado la confianza en el sistema, aunque Moyano reconoce que aún hay trabajo por hacer para convencer a más productores.
En el contexto económico de Ecuador, donde la situación es compleja según datos del Banco Central del Ecuador (que reportó una inflación del 2,75% en 2024), el «Martillazo» enfrenta riesgos. ASOGAN ha registrado atrasos en pagos, pero no incumplimientos graves. La empresa espera que la estabilidad económica permita consolidar este modelo a largo plazo.
Innovación y proyección
El «Martillazo» combina infraestructura y tecnología para modernizar la ganadería. ASOGAN invirtió en básculas, televisores y una aplicación móvil desarrollada con soporte colombiano, que permite pujar desde cualquier parte del mundo. Esta digitalización ha facilitado la participación de compradores remotos, reduciendo la necesidad de que los ganaderos trasladen físicamente su ganado. Los reportes generados por la plataforma detallan cada transacción al centavo, reforzando la confianza.
A futuro, ASOGAN planea expandir el «Martillazo«. Actualmente, las subastas se realizan los jueves a las 11 de la mañana, pero la empresa evalúa añadir más días según la demanda. También considera segmentar las subastas por categorías, como ganado para cría o camal, para optimizar la experiencia de compradores y vendedores. Este crecimiento dependerá de equilibrar los costos operativos, que incluyen logística y mantenimiento de la infraestructura.
Según el Ministerio de Agricultura y Ganadería, el sector ganadero aporta cerca del 3% al PIB ecuatoriano, con un valor aproximado de $3.000 millones anuales. Iniciativas como el «Martillazo» podrían incrementar esta cifra al formalizar el mercado y mejorar los ingresos de los productores. ASOGAN aspira a que el modelo se replique a nivel nacional, compitiendo con empresas extranjeras, como una subasta colombiana establecida en Chone.
Sector ganadero en Ecuador
El «Martillazo» llega en un momento clave para la ganadería ecuatoriana. Datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) indican que Ecuador produce 250.000 toneladas de carne bovina al año, con un hato ganadero que actualmente no es tan estable. Los productores enfrentan retos como la falta de acceso a mercados formales y la dependencia de intermediarios, que reducen sus márgenes de ganancia. Proyectos como el de ASOGAN buscan revertir estas dinámicas, promoviendo un comercio más equitativo.
En Santo Domingo, una de las principales zonas ganaderas del país, el «Martillazo» ha generado un impacto directo. La región concentra el 50% de las reses subastadas, consolidándose como un polo de innovación en el sector. A nivel nacional, el modelo de ASOGAN podría inspirar cambios estructurales, alineándose con las políticas del Gobierno ecuatoriano para fortalecer la economía rural.