La sociedad debe emprender un proceso de concienciación sobre la violencia que implica el acoso callejero, que afecta a personas de todas las edades y condición, pero con mayor énfasis a las mujeres.
Se trata de un problema global que, no obstante, debe irse superando a través de la educación y la formación de conciencia.
Los piropos violentos son una forma de violencia de género que se produce en espacios públicos y pueden tener consecuencias graves para la salud mental y física de las víctimas.
Hay casos en que, lejos de ser galantes, se convierten en un ataque contra la integridad sexual y psicológica.
El avance de la inseguridad lleva a que muchas personas salgan a las calles con temor de ser víctimas de algún asalto, un secuestro o, mucho más grave, de un atentado criminal, incluso si no tienen cuentas pendientes con nadie.
«Muchas personas salen a la calle con el temor de sufrir algún acto violento o acoso”.
Si a esto se suma el miedo a ser víctimas de acoso callejero, se puede entender cuán vulnerables pueden llegar a sentirse los individuos en esta condición.
Gran parte de la tarea está en manos del sector de la educación; pero también es preciso que se impulsen campañas dirigidas a crear conciencia y cambiar paradigmas.
Todas las personas tienen derecho a sentirse seguras en los espacios públicos.
Editorial de El Diario publicado el viernes 28 de abril del 2023 en nuestra edición impresa.