Arqueólogos desenterraron las ciudades perdidas de Kharga, en el oasis occidental, e Imet, en el delta del Nilo, ofreciendo nuevas perspectivas sobre la vida religiosa, social y económica del antiguo Egipto. Desde el siglo III a.C., hasta el siglo VII d.C., según el Ministerio de Turismo y Antigüedades.
En un hito para la arqueología mundial, dos equipos de investigadores han redescubierto las ciudades perdidas de Kharga. En el oasis homónimo del desierto occidental de Egipto, y Imet, en la región de Tell el-Fara’in, provincia de Sharqia, en el delta del Nilo.
Estos hallazgos, anunciados por el Ministerio de Turismo y Antigüedades en junio de 2025, abarcan desde el período ptolemaico hasta la era copta temprana. Esto ofrece una visión sin precedentes de la evolución cultural, religiosa y urbana de una de las civilizaciones más influyentes de la historia.
Kharga: un enclave copto en el desierto
En el oasis de Kharga, ubicado a 1,082 millas del valle del Nilo, un equipo del Consejo Supremo de Antigüedades excavó una ciudad que prosperó entre los siglos III y VII d.C., con raíces en el período ptolemaico (siglo III a.C.). Los vestigios encontrados incluyen casas de adobe, tumbas, dos iglesias y un excepcional mural de Jesucristo sanando a los enfermos. Esto evidencia el papel pionero de Kharga como un centro del cristianismo copto en Egipto.
Las iglesias destacan por su arquitectura: una de estilo basilical con nave central y laterales, y otra rectangular con inscripciones coptas en sus muros. Entre los hallazgos en Kharga también se recuperaron tinajas de barro para almacenar grano, hornos, fragmentos de cerámica, artefactos de vidrio y piedra, y zonas de enterramiento, que reflejan una economía basada en la agricultura y el comercio caravanero.
El descubrimiento de Kharga
Sherif Fathy, ministro de Turismo y Antigüedades, destacó que “este descubrimiento refleja la riqueza y diversidad de la antigua civilización egipcia durante períodos históricos cruciales”. Por su parte, Mohamed Ismail Khaled, secretario general del Consejo Supremo de Antigüedades, subrayó la importancia de los oasis occidentales como centros religiosos y sociales en diversas etapas históricas.
Imet: un centro urbano en el delta del Nilo
En el delta del Nilo, un equipo liderado por la Universidad de Manchester y la Universidad de Sadat City redescubrió la ciudad de Imet. Este oculta bajo el sitio de Tell el-Fara’in (Tell Nabasha), en la provincia de Sharqia. Este asentamiento, que floreció durante la Baja Época (664-332 a.C.) y el período ptolemaico, fue identificado mediante imágenes satelitales de alta resolución. Además, de técnicas de teledetección como LANDSAT, que revelaron concentraciones de estructuras de adobe.
Las excavaciones, dirigidas por Nicky Nielsen, desenterraron casas-torre de varios pisos con gruesas paredes de adobe, diseñadas para soportar estructuras de gran altura, un estilo arquitectónico típico del delta del Nilo entre la Baja Época y la era romana.
Lo que se halló en Kharga e Imet
También se hallaron almacenes de grano, recintos para animales, una calzada ceremonial y un templo dedicado a la diosa Uadyet, protectora del Bajo Egipto, reconstruido por Ramsés II (1279-1213 a.C.) y restaurado por Amasis II (570-526 a.C.).
Entre los artefactos destacados figuran una estatua ushabti de fayenza verde de la 26ª Dinastía (664-525 a.C.), un sistro de bronce con cabezas de la diosa Hathor, y una estela de piedra que representa al dios Horus sobre cocodrilos, flanqueado por el dios protector Bes. Además, se encontró un mortero de piedra caliza y un recipiente con restos de un guiso de tilapia del siglo IV a.C., evidenciando la vida cotidiana y la dieta de los habitantes de Kharga e Imet.
Según Nielsen, “Imet está emergiendo como un sitio clave para repensar la arqueología del período tardío de Egipto”. (27)