¿Son un peligro real las criptosectas e inversiones en negocios piramidales?



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Las unidades policiales de varios países han recibido denuncias por parte de víctimas que se vieron atraídas por los ingresos fáciles gracias a las criptomonedas y que, tras investigaciones, se ha determinado que se trata de un tipo de fraude.

Las denominadas criptosectas son grupos, organizaciones o empresas que ofrecen formación en criptomonedas o divisas y que brindan consejos sobre operaciones de inversión concretas, sin embargo, para atraer clientes utilizan técnicas de manipulación, fanatización e incluso de adoctrinamiento, técnicas propias de sectas religiosas. De esta manera, se adoctrina a los clientes bajo la mentalidad de que sus enseñanzas o consejos de inversión son infalibles.

Los clientes que caen en este tipo de empresas corren el riesgo de entrar en un mundo fanatizado y totalitario que los separa de la realidad, lo que impide que se den cuenta del riesgo del mercado y de las inversiones.

Las criptosectas les hacen creer a sus colaboradores que si aplican su metodología serán ricos sin trabajar, sin embargo, a medio y corto plazo se suele demostrar que es un negocio de pérdida. Este negocio ha ganado terreno debido a la rapidez de los medios de comunicación, las redes sociales y, en definitiva, gracias a que con internet se puede estafar a varias personas desde cualquier parte del mundo, así lo señala Carlos Bardavío, docente del Máster en Derecho Penal Económico de la Universidad Internacional de La Rioja – UNIR, experto en sectarismo criminal y abogado defensor de las familias reunidas a través de la red de prevención del sectarismo RedUNE.

El perfil de víctimas que más se destacan son personas jóvenes con ganas de emprender, pero vulnerables por la falta de experiencia vital. Durante la pandemia, estos casos aumentaron debido a que las oportunidades disminuyeron, la juventud con ánimos de supervivencia comenzó a involucrarse en estas academias bajo la promesa de conseguir altos ingresos económicos, simplemente estudiando algo de formación en criptomonedas, cuando en realidad este tipo de inversiones son muy complejas y técnicas, motivo por el cual acaban siendo captadores de otros clientes para compensar el gasto de las cuotas. Según Bardavío, el engaño y estafa de las criptosectas es más fácil en personas aún en desarrollo o con menos experiencias.

A pesar de ello, las personas que se unen a las criptosectas sí pueden llegar a tener beneficios económicos, pero no es por las inversiones que realizan que, en su mayoría, resultan en la pérdida total del capital, sino por captar a otros clientes, lo que se llama Network marketing. Ganan algo de dinero trabajando como comerciales en jornadas de ocho horas diarias durante los siete días de la semana, pero sus ingresos se constituyen en una cifra baja en comparación al trabajo que realizan, por lo tanto, este método de fraude también puede constituir un delito contra el derecho de los trabajadores, puesto que, sin seguridad social, laboran por un dinero ínfimo. En este sentido, solo los de la cúspide de la pirámide tienen grandes ingresos de dinero, ya no porque sus inversiones sean acertadas, sino por haber atraído bajo engaño a una gran cantidad de clientes que, a través de sus cuotas, aumentan su capital propio.

Para prevenir que más personas sigan confiando en las criptosectas, Bardavío propone que los países deben desarrollar campañas de prevención enfocadas a la juventud y alertar de este tipo de estafas piramidales en colegios, institutos y universidades.

Además, los organismos públicos tendrán que intervenir de forma más contundente, puesto que no se busca una sociedad de jóvenes ludópatas que estén siendo engañados y soñando con hacerse de grandes ingresos con base en inversiones de las que desconocen y que ponen en alto riesgo su bienestar financiero.