Por quién debemos votar



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 Así de sencillo… Los candidatos que pasaron a la segunda vuelta ganaron el primer combate solamente; y por consiguiente, el domingo 11 de abril cualquiera de los 2 binomios  a la Presidencia de la República puede ganar la batalla final.

Andrés Arauz y Guillermo Lasso son los dos aspirantes escogidos por el pueblo para estar en el centro de la cancha de la campaña. En tal virtud, ser finalista es un derecho que le otorga la Constitución y una responsabilidad que le depara el pueblo. La lid debe estar en el marco de la verdadera democracia sin calumnias ni insultos.
Hoy por hoy, el correísmo sin Correa es todo un símbolo político de fe, esperanza y  triunfo; aún más si tiene como cabeza a un líder nacional ausente que endosa votos. Los resultados de las elecciones del 7 de febrero, con un porcentaje de votos a favor de la lista 1-5, constituye un ejemplo de reconocimiento al trabajo efectuado durante los 10 años de gobierno liderado por el expresidente Rafael Correa Delgado.
Ahora bien, el Consejo Nacional Electoral convertido en juez central por el Código de la Democracia, es el único que está en capacidad de oficializar los resultados conforme van llegando las actas de escrutinios al centro de cómputo y proclamar triunfador o perdedor al término de la jornada. Lo sorprendente son las empresas encuestadoras al pie de las urnas, que a las 17h00 del día de las elecciones divulgaron resultados no oficiales, pero  cuántos se aprovecharon para hacerlos oficiales y vivir la fiesta del triunfo. A esto hay que sumarle el conteo rápido de tan solo 2.500 urnas. Se espera que estos resultados,  que no tienen ninguna fuente de derecho, sean internos, casa adentro.
Pero esto no es lo más importante, lo inédito y que llama la atención es que las elecciones sean convocadas en invierno lluvioso y lodoso, aún más cuando las lluvias están acompañadas de tormentas eléctricas, en vez de desarrollarlas en el verano seco y caluroso. Los delegados del CNE conocen o ignoran la realidad climática del país.    
Nadie puede negar que la dirigencia partidista está en crisis con las bases. El argumento es suficientemente contundente para que los ecuatorianos y sobre todo los manabitas se formulen la siguiente pregunta: ¿Por quién debemos sufragar en el proceso electoral presidencial venidero? La verdad es que son los 12 millones de electores los que designarán al nuevo Presidente que administrará el país desde el Palacio de Carondelet.
 
Jacinto García Delgado



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