En Alluriquín de Santo Domingo los damnificados reclaman escrituras de sus casas



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El día que el río Damas creció y arrasó en Alluriquín, Rosa Arcentales lo perdió todo.
Después de varios meses su nombre constó en la lista de los beneficiarios de una vivienda nueva, de aquellas que entregó el municipio a los damnificados de esa tragedia, que golpeó fuertemente a la ‘parroquia dulce’ de Santo Domingo en 2016.
Las viviendas están en la vía a Colorados del Búa, a más o menos quince minutos del centro de la ciudad. Hasta el momento ellos no tienen título de propiedad ni escrituras de esas casas que habitan.

Ahí ha residido en los últimos años, en medio de necesidades y haciendo pedidos a las autoridades.
Hasta hace poco tiempo se abastecían de agua cuando llovía.
Luego comenzaron a llegar tanqueros varias veces por semana y hoy, según cuenta Rosa Arcentales, ya tienen agua en las tuberías.

Fueron trece familias afectadas por la crecida del Damas hace seis años.

El sitio donde se construyeron sus domicilios, según cuenta, es un relleno que con el clima ha ido cediendo.
Jenny Loja, una de las habitantes, expresa que temen porque las casas que están más al filo de la pendiente se pierdan si se produce un deslave.
Recalcan que tampoco tienen los documentos que los acreditan como propietarios de las casas, a pesar de que llevan años residiendo ahí.

Dice también que algunas viviendas no han sido asignadas a nadie y permanecen cerradas y vacías.
En la parte de afuera hay bastante maleza y en el interior se aprecian roedores, insectos y suciedad causada por el implacable paso del tiempo.

Hay beneficiarios de esas casas que han decidido retornar al lugar donde en 2016 lo perdieron todo.



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