Cambio climático y planificación territorial



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Su historia ha sido tan sinuosa como el río que la atraviesa: múltiples reubicaciones, afectada por incendios, inundaciones y terremotos. Ejemplos de esta sinuosidad incluyen el movimiento telúrico del 16 de abril del 2016, así como la continua condición de la cuenca hidrográfica donde se asienta, marcada por extremos: un déficit hídrico durante casi 10 meses al año e intensas lluvias en los dos restantes.  

La administración del Gobierno Autónomo Descentralizado Municipal de Portoviejo en el marco de la cooperación internacional, el programa de Ciudades Intermedias Sostenibles -CIS-, de la Cooperación Alemana GIZ, el Instituto de Investigación de Geología y Energía -IIGE- y las directrices del MAAE, han generado proyecciones climáticas, información y capacidades locales para la interpretación de los escenarios futuros de cambio climático en la cuenca del río Portoviejo. Los primeros resultados de las proyecciones dan cuenta de incrementos extremos de lluvias en las partes altas de la cuenca del río Portoviejo y días secos consecutivos en la parte baja. 
Desde una perspectiva de planificación territorial, los efectos del cambio climático cobran relevancia puesto que inciden en un territorio, modificando parcial o drásticamente el funcionamiento de sus principales componentes y, en general, afectarán a la calidad de vida de sus habitantes. En el caso de Portoviejo, y el área central de la provincia, los posibles incrementos de inundaciones o sequías intensas, pueden generar o magnificar afectaciones a sus infraestructuras urbanas, áreas agrícolas, a los asentamientos humanos y sus viviendas, a la salud y las economías locales.   
Ante estos retos, se vuelven importantes nuevas formas de gestión territorial que permitan una gobernanza de carácter metropolitano, que apunten a una gestión integral del recurso hídrico con enfoque de cambio climático, de acuerdo con las competencias, roles y funciones de los Gobiernos Autónomos Descentralizados de la zona central, en articulación con las instituciones desconcentradas del nivel nacional, complementado con la participación de las universidades. 
Se hace ineludible también asumir nuevas voluntades políticas para la articulación y coordinación de la planificación y ordenamiento territorial; la gestión de riesgos climáticos; el desarrollo económico, la gestión de la salud pública y la superación de la pobreza; una real participación ciudadana y la construcción de contextos favorables para que los sectores productivos privados también puedan aprovechar las fortalezas del territorio del área central de Manabí.