Planificar las finanzas desde los primeros meses de matrimonio permite a las parejas evitar deudas, establecer metas comunes y construir un futuro económico sólido. Expertos en economía familiar recomiendan establecer un presupuesto conjunto desde el primer mes, fijar metas de ahorro y definir responsabilidades para garantizar estabilidad y prevenir conflictos económicos.
La importancia de un plan financiero desde el inicio
Según el economista Ricardo Menéndez, el 48% de los hogares jóvenes en el país presentan dificultades para cubrir gastos básicos en los primeros años de matrimonio. Este escenario se atribuye a la falta de planificación y al desconocimiento sobre herramientas de gestión financiera, explica.
Por ello, indica en que los primeros meses como pareja casada son claves para definir cómo se administrarán los ingresos. Esto implica acordar si se tendrán cuentas bancarias conjuntas o separadas, determinar un método de control de gastos y establecer objetivos económicos a corto, mediano y largo plazo.
Presupuesto mensual: una base para la estabilidad
Ante ello, Menéndez recomienda que las parejas destinen al menos un 20% de sus ingresos al ahorro, un 50% a gastos fijos como vivienda y alimentación, y el 30% restante a gastos variables. Esta regla, conocida como 50-30-20, ayuda a mantener un equilibrio financiero y evita sobreendeudamientos.
El uso de aplicaciones móviles para registrar gastos, también facilita el control y permite identificar áreas de ajuste, dice. De igual manera, la revisión mensual del presupuesto es fundamental para adaptarse a cambios en los ingresos o prioridades.
Metas de ahorro y fondos de emergencia
Una de las primeras acciones que deben tomar los recién casados es la creación de un fondo de emergencia. Este debe cubrir entre tres y seis meses de gastos básicos y servir como respaldo ante imprevistos como pérdida de empleo o emergencias médicas.
Además, establecer metas de ahorro para objetivos comunes, como la compra de vivienda o un viaje, fortalece la planificación financiera en pareja. Para lograrlo, los especialistas aconsejan abrir cuentas de ahorro específicas y realizar aportes automáticos.
Comunicación y acuerdos financieros
Los conflictos por dinero son una de las principales causas de separación. Por ello, la comunicación abierta y periódica sobre las finanzas es esencial. Definir desde el inicio cómo se repartirán los gastos y quién asumirá ciertos pagos evita malentendidos y tensiones, agrega.
Es recomendable establecer reuniones mensuales para revisar el estado de las cuentas, evaluar avances en el ahorro y ajustar el plan económico si es necesario.
Manejo de deudas y créditos
Si uno o ambos integrantes de la pareja tienen deudas previas, es importante incorporarlas al plan financiero conjunto. «La priorización del pago de créditos con tasas de interés más altas contribuye a mejorar la salud económica del hogar», explicó.
En el caso de solicitar un préstamo hipotecario, Menéndez sugiere no comprometer más del 30% de los ingresos mensuales en el pago de la cuota, con el fin de mantener capacidad de ahorro.
Inversiones para el futuro
Una vez asegurada la estabilidad de gastos y ahorros, las parejas pueden considerar opciones de inversión como fondos mutuos, certificados de depósito a plazo o aportes a un plan de jubilación. Diversificar las inversiones reduce riesgos y permite incrementar el patrimonio con el tiempo.
El asesoramiento profesional en esta etapa es clave para elegir instrumentos de finanzas que se ajusten al perfil de riesgo y a los objetivos a largo plazo de la pareja.
Educación financiera como inversión
La capacitación en finanzas personales, a través de talleres o cursos, ayuda a fortalecer el conocimiento y tomar decisiones informadas. En Ecuador, varias instituciones financieras ofrecen programas gratuitos de educación económica para parejas jóvenes.
Según expertos en economía, las parejas que reciben formación en manejo de dinero tienen un 35% más de probabilidades de mantener un plan de ahorro constante durante los primeros cinco años de matrimonio.