El uso de bloqueador solar es fundamental para prevenir enfermedades dermatológicas relacionadas con la exposición solar, advirtieron autoridades sanitarias mexicanas y dermatólogos este miércoles. Su aplicación debe realizarse todos los días, incluso en días nublados, y reaplicarse cada dos horas para mantener su eficacia, según nuevas recomendaciones respaldadas por la Secretaría de Salud y organismos médicos internacionales.
Importancia de una correcta aplicación del bloqueador solar
El bloqueador solar actúa como una barrera física o química que protege la piel de los efectos nocivos de los rayos ultravioleta (UV), principales responsables del fotoenvejecimiento, quemaduras solares y del aumento en la incidencia del cáncer de piel, incluyendo el melanoma.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Cancerología (INCan), en México se registran más de 16,000 casos nuevos de cáncer de piel cada año, muchos de ellos atribuibles a la exposición prolongada y sin protección al sol. Por esta razón, los especialistas insisten en que la aplicación del fotoprotector no debe limitarse a actividades en playas o climas cálidos, sino que debe integrarse en la rutina diaria de cuidado personal.
“El principal error es pensar que el bloqueador solo se necesita en vacaciones o cuando hay sol visible. La radiación UV está presente incluso en días nublados o dentro de la ciudad”, explicó la doctora Lucía Calderón, dermatóloga del INCan.
¿Cada cuánto reaplicar el bloqueador solar?
Los productos de protección solar indican su factor de protección solar (FPS o SPF), siendo recomendable un FPS de 30 o superior. Sin embargo, estudios recientes indican que su efecto disminuye significativamente después de dos horas debido al sudor, contacto con el agua o roce con la ropa.
Por ello, organismos como la Academia Americana de Dermatología y la Organización Mundial de la Salud (OMS) coinciden en la necesidad de reaplicar el bloqueador cada dos horas, y después de nadar o sudar en exceso, incluso si el producto es etiquetado como «resistente al agua».
En personas que trabajan al aire libre, el uso frecuente y correcto del bloqueador es aún más importante. La exposición prolongada sin protección incrementa el riesgo de lesiones precancerosas y envejecimiento prematuro de la piel.
Contexto: baja cultura de fotoprotección en México
Ecuador, por su posición geográfica sobre la línea ecuatorial y su altitud en regiones como la Sierra, está expuesto a índices de radiación UV extremadamente altos durante gran parte del año. De acuerdo con el Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (INAMHI), ciudades como Quito, Cuenca y Loja frecuentemente registran niveles superiores a 11, considerados “muy altos” por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Este nivel de exposición representa un riesgo significativo para la salud de la piel. Según el MSP, en el país se reportan más de 1.200 casos nuevos de cáncer de piel al año. Muchos de estos casos están vinculados a la exposición sin protección adecuada a los rayos solares.
A pesar de las advertencias, la cultura de fotoprotección en Ecuador es todavía limitada. Según una encuesta realizada en 2024 por la Sociedad Ecuatoriana de Dermatología, solo el 22% de los encuestados usa bloqueador solar todos los días, y menos del 10% lo reaplica adecuadamente durante el día.
Recomendaciones para una protección efectiva
Para garantizar una fotoprotección adecuada, los expertos sugieren:
- Aplicar el bloqueador 30 minutos antes de la exposición solar.
- Usar aproximadamente una cucharadita (5 ml) por extremidad y otra para rostro y cuello.
- Elegir productos de amplio espectro que protejan contra rayos UVA y UVB.
- Reaplicarlo cada dos horas o después de nadar, sudar o secarse con toalla.
Además, es importante revisar la fecha de caducidad del producto y conservarlo en lugares frescos, ya que el calor puede afectar su efectividad.
El bloqueador solar, usado de forma diaria y reaplicado con regularidad, constituye una de las formas más eficaces y accesibles de prevenir enfermedades cutáneas. Las autoridades de salud han reiterado la necesidad de incorporar este hábito como una medida esencial de salud pública.